lunes, 24 de mayo de 2010

JULIO CORTAZAR

Julio Cortázar fue un escritor e intelectual argentino. Nació con el nombre de Jules Florencio Cortázar en Bruselas (Bélgica) el 26 de agosto de 1914 y falleció en París (Francia) el 12 de febrero de 1984.
Se le considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, comparable a Jorge Luis Borges, Antón Chéjov o Edgar Allan Poe, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en Latinoamérica, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal y donde los personajes adquieren una autonomía y una profundidad psicológica pocas veces vista hasta entonces.
Vivió buena parte de su vida en París, ciudad en la que se estableció en 1951, en la que ambientó algunas de sus obras, y donde finalmente murió. En 1981 se le otorgó la ciudadanía francesa. Cortázar también vivió en Argentina y Suiza.
Infancia

Cortázar nació en la embajada de Argentina en Bélgica, en Ixelles, distrito de Bruselas, el 26 de agosto de 1914, hijo de Julio Cortázar y María Herminia Scott. Más adelante en su vida declararía: «Mi nacimiento [en Bruselas] fue un producto del turismo y la diplomacia». En ese entonces Bruselas estaba ocupada por los alemanes.
Siempre se afirmó cierta relación de su padre con el cuerpo diplomático argentino. Sus padres, María Herminia Descotte y Julio José Cortázar, eran argentinos. Hacia fines de la Primera Guerra Mundial, los Cortázar lograron pasar a Suiza gracias a la condición alemana de la abuela materna de Julio, y de allí, poco tiempo más tarde a Barcelona, donde vivieron año y medio. Jugó con frecuencia en el Parque Güell con otros niños. A los cuatro años volvieron a Argentina y pasó el resto de su infancia en Banfield, en el sur del Gran Buenos Aires, junto a su madre, una tía y Ofelia, su única hermana (un año menor que él). Vivió en una casa con fondo (Los Venenos, Deshoras, están basados en sus recuerdos infantiles), pero no fue totalmente feliz. «Mucha servidumbre, excesiva sensibilidad, una tristeza frecuente» (Carta a Graciela M. de Sola, París, 4 de noviembre de 1963). Conoció, gracias a su madre, al escritor a quien admiraría por el resto de su vida: Julio Verne.
«Pasé mi infancia en una bruma de duendes, de elfos, con un sentido del espacio y del tiempo diferente al de los demás» (revista Plural n°44, México 5/1975). Cortázar fue un niño enfermizo y pasó mucho tiempo en cama, por lo que la lectura fue su gran compañera. Su madre le seleccionaba lo que podía leer, convirtiéndose en la gran iniciadora de su camino de lector, primero, y de escritor después. Declaró: «Mi madre dice que empecé a escribir a los ocho años, con una novela que guarda celosamente a pesar de mis desesperadas tentativas por quemarla» (revista Siete Días, Buenos Aires, 12/1973). Cortázar también recuerda que en cierta ocasión un pariente suyo (un tío o algo asi) descubrió una serie de poemas suyos y se los dió a su madre, diciendole que evidentemente esos poemas no eran mios, que yo lo los copiaba, de alguna antología de poemas, por lo cual su madre llegó a preguntarle si esos poemas realmente eran suyos. [2] Leía tanto que algún médico llegó a recomendarle leer menos durante cinco o seis meses y salir más a tomar un poco de sol. Muchos de sus cuentos son autobiográficos, como Bestiario, Final del juego, Los venenos o La Señorita Cora, entre otros.

Juventud

Se forma como Maestro Normal en 1932 y Profesor Normal en Letras en 1935 en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta, de aquellos años surgieron La Escuela de Noche (Deshoras). En aquella época, comenzó a frecuentar los estadios a ver boxeo, donde ideó una especie de filosofía del box «eliminando el aspecto sangriento y cruel que provoca tanto rechazo y cólera» (La fascinación de las palabras). Admiraba al hombre que siempre iba para adelante y a pura fuerza y coraje conseguía ganar (Torito, Final del juego).
Un día caminando por el centro de Buenos Aires, se topó con un libro de Jean Cocteau, un total desconocido para él hasta aquel momento, titulado Opio, Diario de una desintoxicación. Aquella lectura lo marcaría para el resto de su vida: «Sentí que toda una etapa de vida literaria estaba irrevocablemente en el pasado… desde ese día leí y escribí de manera diferente, ya con otras ambiciones, con otras visiones» (La fascinación de las palabras, 1997).

Cortázar en su juventud.
Comenzó en la Universidad de Buenos Aires la carrera de Filosofía, pero comprendió que debía utilizar el título que ya tenía para trabajar y ayudar a su madre. Dictó clases en Bolívar, Saladillo (Ciudad en cual figura en su Libreta Civica como oficina de enrolamiento); y luego en Chivilcoy. Vivió en cuartos solitarios de pensiones aprovechando todo el tiempo libre para leer y escribir (Distante espejo).
En 1951 publicó Bestiario, una colección de ocho relatos que le valieron cierto reconocimiento en el ambiente local. Poco después, disconforme con el gobierno de Juan Domingo Perón, decide trasladarse a París, ciudad donde, salvo esporádicos viajes por Europa y América Latina, residiría durante el resto de su vida.

Matrimonio


Se casó con Aurora Bernárdez en 1953, una traductora argentina. Vivían en París con condiciones economicas bajas y le surgió el ofrecimiento de traducir la obra completa, en prosa, de Edgar Allan Poe para la Universidad de Puerto Rico. Dicho trabajo sería considerado luego por los críticos como la mejor traducción de la obra del escritor estadounidense. Juntos se fueron a vivir a Italia por el año que demoró el trabajo y luego viajaron a Buenos Aires en barco y se pasó el trayecto escribiendo en su máquina portátil para una nueva novela. «La revolución cubana… me mostró de una manera cruel y que me dolió mucho el gran vacío político que había en mí, mi inutilidad política… los temas políticos se fueron metiendo en mi literatura...» (La fascinación de las palabras). En 1963 visitó Cuba invitado por Casa de las Américas para ser jurado en un concurso. Ya nunca dejaría de interesarse por la política latinoamericana. En ese mismo año aparece lo que sería su mayor éxito editorial y le valdría el reconocimiento de ser parte del boom latinoamericano: Rayuela, la que se convirtió en un clásico de la literatura argentina. Según declaró en una carta a Manuel Antín en agosto de 1964, ese no iba a ser el nombre de su novela sino Mándala: «De golpe comprendí que no hay derecho a exigirle a los lectores que conozcan el esoterismo búdico o tibetano»; pero no estaba arrepentido por el cambio.
En 1967, rompe su vínculo con Bernárdez y toma por pareja a la lituana Ugné Karvelis, con quien nunca contrajo matrimonio, pero quien le inculcó un gran interés por la política.
Con su tercera pareja y segunda esposa, la escritora canadiense Carol Dunlop, realizó numerosos viajes, uno de los primeros fue a Polonia, donde participó de un congreso de solidaridad con Chile. Otro de los viajes que hizo junto a Carol Dunlop fue plasmado en el libro Los autonautas de la cosmopista que cuenta el trayecto de la pareja por la autopista París-Marsella. Tras la muerte de Carol Dunlop, la última esposa de Cortázar, Aurora Bernárdez lo acompañaría durante su enfermedad. Actualmente ella es la única heredera de su obra publicada y de sus textos

Cortázar social


Los derechos de autor de varias de sus obras fueron donados para ayudar a los presos políticos de varios países, entre ellos Argentina. En una carta a su amigo Francisco Porrúa de febrero de 1967, confesó: «El amor de Cuba por el Che me hizo sentir extrañamente argentino el 2 de enero, cuando el saludo de Fidel en la plaza de la Revolución al comandante Guevara, allí donde esté, desató en 300.000 hombres una ovación que duró diez minutos».
En noviembre de 1970 viajó a Chile, donde se solidarizó con el gobierno de Salvador Allende y pasó unos días para visitar a su madre y amigos, «y ahí el delirio fue una especie de pesadilla diurna» contó en una carta a Gregory Rabassa.
En 1971 fue «excomulgado»[cita requerida] por Fidel Castro, junto a otros escritores, por pedir información sobre el arresto del poeta Heberto Padilla. A pesar de su desilusión con la actitud de Castro, siguió de cerca la situación política de latinoamérica. En 1973, fue galadornado con el Premio Médicis por su Libro de Manuel y destinó sus derechos a la ayuda de los presos políticos en Argentina. En 1974, fue miembro del Tribunal Bertrand Russell II reunido en Roma para examinar la situación política en América Latina, en particular las violaciones de los Derechos Humanos.


A pesar de ser reconocido por su narrativa, escribió gran cantidad de poemas en prosa (en libros mixtos como Historias de cronopios y de famas, Un tal lucas, Último round); e incluso poemas en verso (Presencia, Pameos y meopas, Salvo el crepúsculo). Colaboró en muchas publicaciones en distintos países, grabó sus poemas y cuentos, escribió letras de tangos (por ejemplo con el Tata Cedrón) y le puso textos a libros de fotografías e historietas.


Nicaragua

En 1976, viaja a Costa Rica donde se encuentra con Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal y emprende un viaje clandestino y plagado de peripecias hacia la localidad de Solentiname en Nicaragua. Este viaje lo marcará para siempre y será el comienzo de una serie de visitas a este país.
Justamente luego del triunfo de la revolución sandinista viaja reiteradas veces a dicho país y conoce de cerca el proceso y la realidad nicaragüense y latinoamericana. Estas experiencias darán como resultado una serie de textos que serán recopilados en el libro Nicaragua, tan violentamente dulce.

Tumba de Cortázar en Montparnasse, París. Sobre la lápida se yergue la imagen de un cronopio, personaje creado por el escritor.


Enfermedad y muerte


En agosto de 1981 sufrió una hemorragia gástrica y salvó su vida de milagro. Nunca dejó de escribir, fue su pasión aún en los momentos más difíciles. En 1983, vuelta la democracia en Argentina, Cortázar hace un último viaje a su patria, donde es recibido cálidamente por sus admiradores, que lo paran en la calle y le piden autógrafos, en contraste con la indiferencia de las autoridades nacionales. Después de visitar a varios amigos, regresa a París. Poco después le es otorgada la nacionalidad francesa.
Carol Dunlop había fallecido el 2 de noviembre de 1982, sumiendo a Cortázar en una profunda depresión. Julio murió el 12 de febrero de 1984 a causa de una leucemia. Dos días después, fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, en la misma tumba donde yacía Carol. La lápida y la escultura que adornan la tumba fueron hechas por sus amigos Julio Silva y Luis Tomasello [1]. Es costumbre dejar una copa o un vaso de vino y una hoja de papel o un billete de metro con una rayuela dibujada.


RUBÉN DARIO





Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío (Metapa, hoy Ciudad Darío, Matagalpa, 18 de enero de 1867 - León, 6 de febrero de 1916), fue un poeta nicaragüense, máximo representante del Modernismo literario en lengua española. Es posiblemente el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico. Es llamado príncipe de las letras cas

Biografía


Comienzos


Fue el primer hijo del matrimonio formado por Manuel García y Rosa Sarmiento, quienes se habían casado en León el 26 de abril de 1866, tras conseguir las dispensas eclesiásticas necesarias, pues se trataba de primos segundos. Sin embargo, la conducta de Manuel, aficionado en exceso al alcohol y a las prostitutas, hizo que Rosa, ya embarazada, tomara la decisión de abandonar el hogar conyugal y refugiarse en la ciudad de Metapa, en la que dio a luz a su hijo, Félix Rubén. El matrimonio terminaría por reconciliarse, e incluso Rosa llegó a dar a luz a otra hija de Manuel, Cándida Rosa, quien murió a los pocos días. La relación se volvió a deteriorar y Rosa abandonó a su marido para ir a vivir con su hijo en casa de una tía suya, Bernarda Sarmiento, que vivía con su esposo, el coronel Félix Ramírez Madregil, en la misma ciudad de León. Rosa Sarmiento conoció poco después a otro hombre, y estableció con él su residencia en San Marcos de Colón, en el departamento de Choluteca, en Honduras.
Aunque según su fe de bautismo el primer apellido de Rubén era García, la familia paterna era conocida desde generaciones por el apellido Darío. El propio Rubén lo explica en su autobiografía:
Según lo que algunos ancianos de aquella ciudad de mi infancia me han referido, un mi tatarabuelo tenía por nombre Darío. En la pequeña población conocíale todo el mundo por don Darío; a sus hijos e hijas, por los Daríos, las Daríos. Fue así desapareciendo el primer apellido, a punto de que mi bisabuela paterna firmaba ya Rita Darío; y ello, convertido en patronímico, llegó a adquirir valor legal; pues mi padre, que era comerciante, realizó todos sus negocios ya con el nombre de Manuel Darío [...][1]

La catedral-basílica de la Asunción, en la ciudad de León, en la que transcurrió la infancia del poeta. Sus restos se encuentran sepultados en esta iglesia.
La niñez de Rubén Darío transcurrió en la ciudad de León, criado por sus tíos abuelos Félix y Bernarda, a quienes consideró en su infancia sus verdaderos padres (de hecho, durante sus primeros años firmaba sus trabajos escolares como Félix Rubén Ramírez). Apenas tuvo contacto con su madre, que residía en Honduras, ni con su padre, a quien llamaba "tío Manuel".
Sobre sus primeros años hay pocas noticias, aunque se sabe que a la muerte del coronel Félix Ramírez, en 1871, la familia pasó apuros económicos, e incluso se pensó en colocar al joven Rubén como aprendiz de sastre. Según su biógrafo Edelberto Torres, asistió a varias escuelas de la ciudad de León antes de pasar, en los años 1879 y 1880, a educarse con los jesuitas.
Lector precoz (según su propio testimonio aprendió a leer a los tres años[2] ), pronto empezó también a escribir sus primeros versos: se conserva un soneto escrito por él en 1879, y publicó por primera vez en un periódico poco después de cumplir los trece años: se trata de la elegía Una lágrima, que apareció en el diario El Termómetro, de la ciudad de Rivas, el 26 de julio de 1880. Poco después colaboró también en El Ensayo, revista literaria de León, y alcanzó fama como "poeta niño". En estos primeros versos, según Teodosio Fernández[3] sus influencias predominantes eran los poetas españoles de la época Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce y Ventura de la Vega. Más adelante, sin embargo, se interesó mucho por la obra de Víctor Hugo, que tendría una influencia determinante en su labor poética. Sus obras de esta época muestran también la impronta del pensamiento liberal, hostil a la excesiva influencia de la Iglesia católica, como es el caso su composición El jesuita, de 1881. En cuanto a su actitud política, su influencia más destacada fue el ecuatoriano Juan Montalvo, a quien imitó deliberadamente en sus primeros artículos periodísticos.[4] Ya en esta época (contaba catorce años) proyectó publicar un primer libro, Poesías y artículos en prosa, que no vería la luz hasta el cincuentenario de su muerte. Poseía una superdotada memoria, gozaba de una creatividad y retentiva genial, y era invitado con frecuencia a recitar poesía en reuniones sociales y actos públicos.
En diciembre de ese mismo año se trasladó a Managua, capital del país, a instancias de algunos políticos liberales que habían concebido la idea de que, dadas sus dotes poéticas, debería educarse en Europa a costa del erario público. No obstante, el tono anticlerical de sus versos no convenció al presidente del Congreso, el conservador Pedro Joaquín Chamorro y Alfaro, y se resolvió que estudiaría en la ciudad nicaragüense de Granada. Rubén, sin embargo, prefirió quedarse en Managua, donde continuó su actividad periodística, colaborando con los diarios El Ferrocarril y El Porvenir de Nicaragua. En la capital se enamoró de una muchacha de once años, Rosario Emelina Murillo, con la que incluso proyectó casarse. Poco después, en agosto de 1882, se embarcaba en el puerto de Corinto, hacia El Salvador.


En El Salvador


En El Salvador, el joven Darío fue presentado por el poeta Joaquín Méndez al presidente de la república, Rafael Zaldívar, quien lo acogió bajo su protección. Allí conoció al poeta salvadoreño Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía francesa. Bajo sus auspicios, Darío intentó por primera vez adaptar el verso alejandrino francés a la métrica castellana.[5] El uso del verso alejandrino se convertiría después en un rasgo distintivo no sólo de la obra de Darío, sino de toda la poesía modernista. Aunque en El Salvador gozó de bastante celebridad y llevó una intensa vida social, participando en festejos como la conmemoración del centenario de Bolívar, que abrió con la recitación de un poema suyo, más tarde las cosas comenzaron a empeorar: pasó penalidades económicas y enfermó de viruela, por lo cual en octubre de 1883, todavía convaleciente, regresó a su país natal.
Tras su regreso, residió brevemente en León y después en Granada, pero finalmente se trasladó de nuevo a Managua, donde encontró trabajo en la Biblioteca Nacional, y reanudó sus amoríos con Rosario Murillo. En mayo de 1884 fue condenado por vagancia a la pena de ocho días de obra pública, aunque logró eludir el cumplimiento de la condena. Por entonces continuaba experimentando con nuevas formas poéticas, e incluso llegó a tener un libro listo para su impresión, que iba a titularse Epístolas y poemas. Este segundo libro tampoco llegó a publicarse: habría de esperar hasta 1888, en que apareció por fin con el título de Primeras notas. Probó suerte también con el teatro, y llegó a estrenar una obra, titulada Cada oveja..., que tuvo cierto éxito, pero que hoy se ha perdido. No obstante, encontraba insatisfactoria la vida en Managua y, aconsejado por algunos amigos, optó por embarcarse para Chile, hacia donde partió el 5 de junio de 1886.


En Chile


Desembarcó en Valparaíso el 23 de junio de 1886. En Chile, gracias a recomendaciones obtenidas en Managua, recibió la protección de Eduardo Poirier y del poeta Eduardo de la Barra. A medias con Poirier escribió una novela de tipo sentimental, titulada Emelina, con el objeto de participar en un concurso literario que la novela no llegó a ganar. Gracias a la amistad de Poirier, Darío encontró trabajo en el diario La Época, de Santiago desde julio de 1886.
En su etapa chilena, Darío vivió en condiciones muy precarias, y tuvo además que soportar continuas humillaciones por parte de la aristocracia del país, que lo despreciaba por su escaso refinamiento y por el color de su piel. No obstante, llegó a hacer algunas amistades, como el hijo del entonces presidente de la República, el poeta Pedro Balmaceda Toro. Gracias al apoyo de éste y de otro amigo, Manuel Rodríguez Mendoza, a quien el libro está dedicado, logró Darío publicar su primer libro de poemas, Abrojos, que apareció en marzo de 1887. Entre febrero y septiembre de 1887, Darío residió en Valparaíso, donde participó en varios certámenes literarios. De regreso en la capital, encontró trabajo en el diario El Heraldo, con el que colaboró entre febrero y abril de 1888. En el mes de julio, apareció en Valparaíso, gracias a la ayuda de sus amigos Eduardo Poirier y Eduardo de la Barra, Azul..., el libro clave de la recién iniciada revolución literaria modernista.

Juan Valera, novelista y crítico literario, cuyas cartas dirigidas a Rubén Darío en el diario El Imparcial consagraron definitivamente a Rubén Darío.
Azul... recopilaba una serie de poemas y de textos en prosa que ya habían aparecido en la prensa chilena entre diciembre de 1886 y junio de 1888. El libro no tuvo un éxito inmediato, pero fue muy buen acogido por el influyente novelista y crítico literario español Juan Valera, quien publicó en el diario madrileño El Imparcial, en octubre de 1888, dos cartas dirigidas a Rubén Darío, en las cuales, aunque reprochaba a Darío sus excesivas influencias francesas (su "galicismo mental", según la expresión utilizada por Valera), reconocía en él a "un prosista y un poeta de talento". Fueron estas cartas de Valera, luego divulgadas en la prensa chilena y de otros países, las que consagraron definitivamente la fama de Darío.


Periplo centroamericano


Esta fama le permitió obtener el puesto de corresponsal del diario La Nación, de Buenos Aires, que era en la época el periódico de mayor difusión de toda Hispanoamérica. Poco después de enviar su primera crónica a La Nación, emprendió el viaje de regreso a Nicaragua. Tras una breve escala en Lima, donde conoció al escritor Ricardo Palma, llegó al puerto de Corinto el 7 de marzo de 1889. En la ciudad de León fue agasajado con un recibimiento triunfal. No obstante, se detuvo poco tiempo en Nicaragua, y enseguida se trasladó a San Salvador, donde fue nombrado director del diario La Unión, defensor de la unión centroamericana. En San Salvador contrajo matrimonio civil con Rafaela Contreras, hija de un famoso orador hondureño, Álvaro Contreras, el 21 de junio de 1890. Al día siguiente de su boda, se produjo un golpe de estado contra el entonces presidente, el general Menéndez, cuyo principal artífice fue el general Ezeta (que había estado presente, en calidad de invitado, en la boda de Darío). Aunque el nuevo presidente quiso ofrecerle cargos de responsabilidad, Darío prefirió irse del país. A finales de junio se trasladó a Guatemala, en tanto que la recién casada permanecía en El Salvador. En Guatemala, el presidente Manuel Lisandro Barillas estaba iniciando los preparativos de una guerra contra El Salvador, y Darío publicó en el diario guatemalteco El Imparcial un artículo, titulado "Historia negra", denunciando la traición de Ezeta.
En diciembre de 1890 le fue encomendada la dirección de un periódico de nueva creación, El Correo de la Tarde. Ese mismo año publicó en Guatemala la segunda edición de su exitoso libro de poemas Azul..., sustancialmente ampliado, y llevando como prólogo las dos cartas de Juan Valera que habían supuesto su consagración literaria (desde entonces, es habitual que las cartas de Valera aparezcan en todas las ediciones de este libro de Rubén Darío). En enero del año siguiente, su esposa, Rafaela Contreras, se reunió con él en Guatemala, y el 11 de febrero contrajeron matrimonio religioso en la catedral de Guatemala. En junio, el diario que dirigía Darío, El Correo de la Tarde, dejó de percibir la subvención gubernamental, y tuvo que cerrar. Darío optó por probar suerte en Costa Rica, y se instaló en agosto de ese año en la capital del país, San José. En Costa Rica, donde apenas era capaz de sacar adelante a su familia, agobiado por las deudas a pesar de algunos empleos eventuales, nació su primer hijo, Rubén Darío Contreras, el 12 de noviembre de 1891.


Viajes


Al año siguiente, dejando a su familia en Costa Rica, marchó a Guatemala, y luego a Nicaragua, en busca de mejor suerte. Inesperadamente, el gobierno nicaragüense lo nombró miembro de la delegación que ese país iba a enviar a Madrid con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América, lo que para Darío suponía ver realizado su sueño de viajar a Europa.
En el viaje hacia España hizo escala en La Habana, donde conoció al poeta Julián del Casal, y a otros artistas, como Aniceto Valdivia y Raoul Cay. El 14 de agosto de 1892 desembarcó en Santander, desde donde siguió viaje por tren hacia Madrid. Entre las personalidades que frecuentó en la capital de España están los poetas Gaspar Núñez de Arce, José Zorrilla y Salvador Rueda, los novelistas Juan Valera y Emilia Pardo Bazán, el erudito Marcelino Menéndez Pelayo, y varios destacados políticos, como Emilio Castelar y Antonio Cánovas del Castillo. En noviembre regresó de nuevo a Nicaragua, donde recibió un telegrama procedente de San Salvador en que se le notificaba la enfermedad de su esposa, que falleció el 23 de enero de 1893.
A comienzos de 1893, Rubén permaneció en Managua, donde renovó sus amoríos con Rosario Murillo, cuya familia le obligó a contraer matrimonio con la joven.[6] En abril viajó a Panamá, donde recibió la noticia de que su amigo, el presidente colombiano Miguel Antonio Caro le había concedido el cargo de cónsul honorífico en Buenos Aires. Dejó a Rosario en Panamá, y emprendió el viaje hacia la capital argentina. Antes de llegar, pasó brevemente por Nueva York, ciudad en la que conoció al ilustre poeta cubano José Martí, con quien le unían no pocas afinidades; y realizó su sueño juvenil de viajar a París, donde fue introducido en los medios bohemios por el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo y el español Alejandro Sawa. En la capital francesa, conoció a Jean Moréas y tuvo un decepcionante encuentro con su admirado Paul Verlaine (posiblemente el poeta francés que más influyó en su obra). Finalmente, el 13 de agosto de 1893 llegó a Buenos Aires, ciudad que le causó una honda impresión.




En Argentina

Bartolomé Mitre, a quien Darío dedicó su Oda a Mitre.
En Buenos Aires, Darío fue muy bien recibido por los medios intelectuales. Colaboró con varios periódicos: además de en La Nación, del que ya era corresponsal, publicó artículos en La Prensa, La Tribuna y El Tiempo, por citar algunos. Su trabajo como cónsul de Colombia era meramente honorífico, ya que, como él mismo indica en su autobiografía, "no había casi colombianos en Buenos Aires y no existían transacciones ni cambios comerciales entre Colombia y la República Argentina."[7] En la capital argentina llevó una vida de desenfreno, siempre al borde de sus posibilidades económicas, y sus excesos con el alcohol fueron causa de que tuviera que recibir cuidados médicos en varias ocasiones. Entre los personajes que trató allí se encuentran políticos ilustres, como Bartolomé Mitre, pero también poetas como el mexicano Federico Gamboa, el boliviano Ricardo Jaimes Freyre y los argentinos Rafael Obligado y Leopoldo Lugones.
El 3 de mayo de 1895 murió su madre, Rosa Sarmiento, a quien el poeta apenas había conocido, pero cuya muerte le afectó considerablemente. En octubre del mismo año surgió un nuevo contratiempo, ya que el gobierno colombiano suprimió su consulado en Buenos Aires, por lo cual Darío se quedó sin una importante fuente de ingresos. Para remediarlo, obtuvo un empleo como secretario de Carlos Carlés, director general de Correos y Telégrafos.
En 1896, en Buenos Aires, publicó dos libros cruciales en su obra: Los raros, una colección de artículos sobre los escritores que, por una razón u otra, más le interesaban; y, sobre todo, Prosas profanas y otros poemas, el libro que supuso la consagración definitiva del Modernismo literario en español. Como el propio Rubén explica en su autobiografía, con el tiempo los poemas de este libro alcanzarían una gran popularidad en todos los países de lengua española. Sin embargo, en sus comienzos no fue tan bien recibido como hubiera sido de esperar.
Las peticiones de Darío al gobierno nicaragüense para que le concediese un cargo diplomático no fueron atendidas; sin embargo, el poeta vio una posibilidad de viajar a Europa cuando supo que La Nación necesitaba un corresponsal en España que informase de la situación en el país tras el desastre de 1898. Con motivo de la intervención militar de los Estados Unidos en Cuba, Rubén Darío acuñó, dos años antes que lo hiciera José Enrique Rodó, la oposición metafórica entre Ariel (personificación de Latinoamérica) y Calibán (el monstruo que representa metafóricamente los Estados Unidos).[8] El 3 de diciembre de 1898, Darío se embarcaba de nuevo rumbo a Europa. El 22 de diciembre llegaba a Barcelona.




Entre París y España




Darío llegó a España con el compromiso, que cumplió impecablemente, de enviar cuatro crónicas mensuales a La Nación acerca del estado en que se encontraba la nación española tras su derrota frente a Estados Unidos en la Guerra hispano-estadounidense, y la pérdida de sus posesiones coloniales de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam . Estas crónicas terminarían recopilándose en un libro, que apareció en 1901, titulado España Contemporánea. Crónicas y retratos literarios. En ellas, Rubén manifiesta su profunda simpatía por España, y su confianza en la recuperación de la nación, a pesar del estado de abatimiento en que la encontraba.
En España, Darío despertó la admiración de un grupo de jóvenes poetas defensores del Modernismo (movimiento que no era en absoluto aceptado por los autores consagrados, especialmente los pertenecientes a la Real Academia Española). Entre estos jóvenes modernistas estaban algunos autores que luego brillarían con luz propia en la historia de la literatura española, como Juan Ramón Jiménez, Ramón María del Valle-Inclán y Jacinto Benavente, y otros que hoy están bastante más olvidados, como Francisco Villaespesa, Mariano Miguel de Val, director de la revista Ateneo, y Emilio Carrere.
En 1899, Rubén Darío, que continuaba legalmente casado con Rosario Murillo, conoció, en la Casa de Campo de Madrid, a Francisca Sánchez del Pozo, campesina analfabeta, natural de Navalsauz, en la provincia de Ávila, que se convertiría en la compañera de sus últimos años.
En el mes de abril de 1900 Darío visitó por segunda vez París, con el encargo de La Nación de cubrir la Exposición Universal que ese año tuvo lugar en la capital francesa. Sus crónicas sobre este tema serían recogidas posteriormente en el libro Peregrinaciones.
En los primeros años del siglo XX, Darío fijó su lugar de residencia en la capital de Francia, y alcanzó una cierta estabilidad, no exenta de infortunios. En 1901 publicó en París la segunda edición de Prosas profanas. Ese mismo año Francisca dio a luz a una hija del poeta, Carmen Darío Sánchez, y, tras el parto, viajó a París a reunirse con él, dejando la niña al cuidado de sus abuelos. La niña fallecería de viruela poco después, sin que su padre llegara a conocerla.
En 1902, Darío conoció en la capital francesa a un joven poeta español, Antonio Machado, declarado admirador de su obra. En marzo de 1903 fue nombrado cónsul de Nicaragua, lo cual le permitió vivir con mayor desahogo económico. Al mes siguiente nació su segundo hijo con Francisca, Rubén Darío Sánchez, apodado por su padre "Phocás el campesino". Durante esos años, Darío viajó por Europa, visitando, entre otros países, el Reino Unido, Bélgica, Alemania e Italia.

Theodore Roosevelt, presidente de Estados Unidos entre 1901 y 1909
En 1905 se desplazó a España como miembro de una comisión nombrada por el gobierno nicaragüense cuya finalidad era resolver una disputa territorial con Honduras. Ese año publicó en Madrid el tercero de los libros capitales de su obra poética: Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas, editado por Juan Ramón Jiménez. También datan de 1905 algunos de sus más memorables poemas, como "Salutación del optimista" y "A Roosevelt", en los cuales enaltece el carácter hispánico frente a la amenaza del imperialismo estadounidense. En particular, el segundo, dirigido al entonces presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, resulta casi profético en lo referente a la política que Estados Unidos seguiría en Latinoamérica:
Eres los Estados Unidos,eres el futuro invasorde la América ingenua que tiene sangre indígena,que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Ese mismo año de 1905, el hijo habido con Francisca Sánchez, "Phocás el campesino", falleció víctima de una bronconeumonía.
En 1906 participó, como secretario de la delegación nicaragüense, en la Tercera Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Río de Janeiro. Con este motivo escribió su poema "Salutación del águila", que ofrece una visión de Estados Unidos muy diferente de la de sus poemas anteriores:
Bien vengas, mágica águila de alas enormes y fuertesa extender sobre el Sur tu gran sombra continental,a traer en tus garras, anilladas de rojos brillantes,una palma de gloria, del color de la inmensa esperanza,y en tu pico la oliva de una vasta y fecunda paz.
Este poema fue muy criticado por algunos autores que no entendieron el súbito cambio de opinión de Rubén con respecto a la influencia de Estados Unidos en Latinoamérica. En Río de Janeiro, el poeta protagonizó un oscuro romance con una aristócrata, tal vez la hija del embajador ruso en Brasil. Parece ser que por entonces concibió la idea de divorciarse de Rosario Murillo, de quien llevaba años separado. De regreso a Europa, hizo una breve escala en Buenos Aires. En París se reunió con Francisca Sánchez, y juntos fueron a pasar el invierno de 1907 a Mallorca, isla en la que frecuentó la compañía del después poeta futurista Gabriel Alomar y del pintor Santiago Rusiñol. Inició una novela, La Isla de Oro, que no llegó a terminar, aunque algunos de sus capítulos aparecieron por entregas en La Nación. Por aquella epoca, Francisca dio a luz a una niña que falleció al nacer.
Interrumpió su tranquilidad la llegada a París de su esposa, Rosario Murillo, que se negaba a aceptar el divorcio a menos que se le garantizase una compensación económica que el poeta juzgó desproporcionada. En marzo de 1907, cuando iba a partir para París, Darío, cuyo alcoholismo estaba ya muy avanzado, cayó gravemente enfermo. Cuando se recuperó, regresó a París, pero no pudo llegar a un acuerdo con su esposa, por lo que decidió regresar a Nicaragua para presentar su caso ante los tribunales. A fines de año nació el cuarto hijo del poeta y Francisca, Rubén Darío Sánchez, apodado por su padre "Güicho", y el único hijo superviviente de la pareja.
Embajador en Madrid [editar]
Tras dos breves escalas en Nueva York y en Panamá, el poeta llegó a Nicaragua, donde se le tributó un recibimiento triunfal, y se le colmó de honores, aunque no tuvo éxito en su demanda de divorcio. Además no se le pagaron los honorarios que se le debían por su cargo de cónsul, por lo que se vio imposibilitado de regresar a París. Después de meses de gestiones, consiguió otro nombramiento, esta vez como ministro residente en Madrid del gobierno nicaragüense de José Santos Zelaya. Tuvo problemas, sin embargo, para hacer frente a los gastos de su legación ante lo reducido de su presupuesto, y pasó dificultades económicas durante sus años como embajador, que sólo pudo solucionar en parte gracias al sueldo que recibía de La Nación y en parte gracias a la ayuda de su amigo y director de la revista Ateneo, Mariano Miguel de Val, que se ofreció como secretario gratuito de la legación de Nicaragua cuando la situación económica era insostenible y en cuya casa, en la calle Serrano 27, instaló la sede. Cuando Zelaya fue derrocado, Darío tuvo que renunciar a su puesto diplomático, lo que hizo el 25 de febrero de 1909. Permaneció fiel a Zelaya, a quien había elogiado desmedidamente en su libro Viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical, y con el que colaboró en la redacción del libro de este Estados Unidos y la revolución de Nicaragua, en el que acusaba a Estados Unidos y al dictador guatemalteco, Manuel Estrada Cabrera, de haber tramado el derrocamiento de su gobierno.
Durante el desempeño de su cargo diplomático, se enemistó con su antiguo amigo Alejandro Sawa, quien le había solicitado ayuda económica sin que sus peticiones fueran escuchadas por Darío. La correspondencia entre ambos da a entender que Sawa fue el verdadero autor de algunos de los artículos que Darío había publicado en La Nación.[9]

Últimos años
Tras abandonar su puesto al frente de la legación diplomática nicaragüense, Darío se trasladó de nuevo a París, donde se dedicó a preparar nuevos libros, como Canto a la Argentina, encargado por La Nación. Por entonces, su alcoholismo le causaba frecuentes problemas de salud, y crisis psicológicas, caracterizadas por momentos de exaltación mística y por una fijación obsesiva con la idea de la muerte.

Porfirio Díaz, dictador mexicano que se negó a recibir al escritor.
En 1910, viajó a México como miembro de una delegación nicaragüense para conmemorar el centenario de la independencia del país azteca. Sin embargo, el gobierno nicaragüense cambió mientras se encontraba de viaje, y el dictador mexicano Porfirio Díaz se negó a recibir al escritor, actitud a lo que no fue ajena probablemente la diplomacia estadounidense. Sin embargo, Darío fue recibido triunfalmente por el pueblo mexicano, que se manifestó a favor del poeta y en contra de su gobierno.[10] En su autobiografía, Darío relaciona estas protestas con la Revolución mexicana, entonces a punto de producirse:
Por la primera vez, después de treinta y tres años de dominio absoluto, se apedreó la casa del viejo Cesáreo que había imperado. Y allí se vio, se puede decir, el primer relámpago de la revolución que trajera el destronamiento.[11]
Ante el desaire del gobierno mexicano, Darío zarpó hacia La Habana, donde, bajo los efectos del alcohol, intentó suicidarse, tal vez a causa del desprecio de que había sido objeto. En noviembre de 1910 regresó de nuevo a París, donde continuó siendo corresponsal del diario La Nación y desempeñó un trabajo para el Ministerio de Instrucción Pública mexicano que tal vez le había sido ofrecido a modo de compensación por la humillación sufrida.
En 1912 aceptó la oferta de los empresarios uruguayos Rubén y Alfredo Guido para dirigir las revistas Mundial y Elegancias. Para promocionar estas publicaciones, partió en gira por América Latina, visitando, entre otras ciudades, Río de Janeiro, São Paulo, Montevideo y Buenos Aires. Fue también por esta época cuando el poeta redactó su autobiografía, que apareció publicada en la revista Caras y caretas con el título de La vida de Rubén Darío escrita por él mismo; y la obra Historia de mis libros, muy interesante para el conocimiento de su evolución literaria.
Tras el final de esta gira, tras desligarse de su contrato con los hermanos Guido, regresó a París, y, en 1913, viajó a Mallorca invitado por Joan Sureda, y se alojó en la cartuja de Valldemosa, en la que muchas décadas atrás habían residido Chopin y George Sand. En esta isla empezó Rubén la novela El oro de Mallorca, que es, en realidad, una autobiografía novelada. Se acentuó, sin embargo, el deterioro de su salud mental, debido a su alcoholismo. En diciembre regresó a Barcelona, donde se hospedó en casa del general Zelaya, que había sido su protector mientras fue presidente de Nicaragua. En enero de 1914 regresó a París, donde pleiteó largamente con los hermanos Guido, que aún le debían una importante suma de sus honorarios. En mayo se instaló en Barcelona, donde dio a la imprenta su última obra poética de importancia, Canto a la Argentina y otros poemas, que incluye el poema laudatorio del país austral que había escrito años atrás por encargo de La Nación. Su salud estaba ya muy deteriorada: sufría de alucinaciones, y estaba patológicamente obsesionado con la idea de la muerte.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, partió hacia América, con la idea de defender el pacifismo para las naciones americanas. Atrás quedó Francisca con sus dos hijos supervivientes, a quienes el abandono del poeta habría de arrojar poco después a la miseria. En enero de 1915 leyó, en la Universidad de Columbia, de Nueva York, su poema "Pax". Siguió viaje hacia Guatemala, donde fue protegido por su antiguo enemigo, el dictador Estrada Cabrera, y por fin, a finales de año, regresó a su Nicaragua natal. Llegó a León, la ciudad de su infancia, el 7 de enero de 1916 y falleció menos de un mes después, el 6 de febrero. Las honras fúnebres duraron varios días. Fue sepultado en la Catedral de León el 13 de febrero del mismo año, al pie de la estatua de San Pablo cerca del presbiterio debajo de un león de concreto, arena y cal hecho por el escultor granadino Jorge Navas Cordonero; dicho león se asemeja al León de Lucerna, Suiza, hecho por el escultor danés Bertel Thorvaldsen.
El archivo de Rubén Darío fue donado por Francisca Sánchez al gobierno de España en 1956 y ahora están la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Con Darío tuvo Francisca tres hijos -dos murieron siendo muy niños, el otro en la madurez, está enterrado en México-. Muerto Darío, Francisca se casó con José Villacastín, un hombre culto, que gastó toda su fortuna en recoger la obra de Rubén que se encontraba dispersa por todo el mundo y que entregó para su publicación al editor Aguilar, de quien era buen amigo.

La poesía de Rubén Darío

Influencias


Paul Verlaine, una influencia decisiva en la poesía de Rubén Darío.
Para la formación poética de Rubén Darío fue determinante la influencia de la poesía francesa. En primer lugar, los románticos, y muy especialmente Víctor Hugo. Más adelante, y con carácter decisivo, llega la influencia de los parnasianos: Théophile Gautier, Catulle Mendès, y José María de Heredia. Y, por último, lo que termina por definir la estética dariana es su admiración por los simbolistas, y entre ellos, por encima de cualquier otro autor, Paul Verlaine.[12] Recapitulando su trayectoria poética en el poema inicial de Cantos de vida y esperanza (1905), el propio Darío sintetiza sus principales influencias afirmando que fue "con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo".
Ya en las "Palabras Liminares" de Prosas profanas (1896) había escrito un párrafo que revela la importancia de la cultura francesa en el desarrollo de su obra literaria:
El abuelo español de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres: "Éste —me dice— es el gran don Miguel de Cervantes Saavedra, genio y manco; éste es Lope de Vega, éste Garcilaso, éste Quintana." Yo le pregunto por el noble Gracián, por Teresa la Santa, por el bravo Góngora y el más fuerte de todos, don Francisco de Quevedo y Villegas. Después exclamo: "¡Shakespeare! ¡Dante! ¡Hugo...! (Y en mi interior: ¡Verlaine...!)"Luego, al despedirme: "—Abuelo, preciso es decíroslo: mi esposa es de mi tierra; mi querida, de París."
Muy ilustrativo para conocer los gustos literarios de Darío resulta el volumen Los raros, que publicó el mismo año que Prosas profanas, dedicado a glosar brevemente a algunos escritores e intelectuales hacía los que sentía una profunda admiración. Entre los seleccionados están Edgar Allan Poe, Villiers de l'Isle Adam, Léon Bloy, Paul Verlaine, Lautréamont, Eugénio de Castro y José Martí (este último es el único autor mencionado que escribió su obra en español). El predominio de la cultura francesa es más que evidente. Darío escribió: "El Modernismo no es otra cosa que el verso y la prosa castellanos pasados por el fino tamiz del buen verso y de la buena prosa franceses".
No quiere esto decir, sin embargo, que la literatura en español no haya tenido importancia en su obra. Dejando aparte su época inicial, anterior a Azul..., en la cual su poesía es en gran medida deudora de los grandes nombres de la poesía española del siglo XIX, como Núñez de Arce y Campoamor, Darío fue un gran admirador de Bécquer. Los temas españoles están muy presentes en su producción ya desde Prosas profanas (1896) y, muy especialmente, desde su segundo viaje a España, en 1899. Consciente de la decadencia de lo español tanto en la política como en el arte (preocupación que compartió con la llamada Generación del 98 española), se inspira con frecuencia en personajes y elementos del pasado. Así ocurre, por ejemplo, en su "Letanía de nuestro señor Don Quijote", poema incluido en Cantos de vida y esperanza (1905), en el que se exalta el idealismo de Don Quijote.
En cuanto a los autores de otras lenguas, debe mencionarse la profunda admiración que sentía por tres autores estadounidenses: Emerson, Poe y Whitman.




Evolución






La evolución poética de Rubén Darío está jalonada por la publicación de los libros en los que la crítica ha reconocido sus obras fundamentales: Azul... (1888), Prosas profanas y otros poemas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1905).
Antes de Azul... Darío escribió tres libros y gran número de poemas sueltos, que constituyen lo que se ha dado en denominar su "prehistoria literaria". Los libros son Epístolas y poemas (escrito en 1885, pero no publicado hasta 1888, con el título de Primeras notas), Rimas (1887) y Abrojos (1887). En la primera de estas obras es patente la huella de sus lecturas de clásicos españoles, así como la impronta de Víctor Hugo. La métrica es clásica (décimas, romances, estancias, tercetos encadenados, en versos predominantemente heptasílabos, octosílabos y endecasílabos) y el tono predominantemente romántico. Las epístolas, de influencia neoclásica, van dirigidas a autores como Ricardo Contreras, Juan Montalvo, Emilio Ferrari y Víctor Hugo.
En Abrojos, publicado ya en Chile, la influencia más acusada es la del español Ramón de Campoamor.[13] En cuanto a Rimas, publicado también en Chile y en el mismo año, fue escrito para un concurso de composiciones a imitación de las Rimas de Bécquer, por lo que no es extraño que su tono intimista sea muy similar al de las composiciones del poeta sevillano. Consta de solo catorce poemas, de tono amoroso, cuyos procedimientos expresivos (estrofas de pie quebrado, anáforas, antítesis, etc.) son característicamente becquerianos.[14]
Azul... (1888), considerado el libro inaugural del Modernismo hispanoamericano, recoge tanto relatos en prosa como poemas, cuya variedad métrica llamó la atención de la crítica. Presenta ya algunas preocupaciones características de Darío, como la expresión de su insatisfacción ante la sociedad burguesa (véase, por ejemplo, el relato "El rey burgués"). En 1890 vio la luz una segunda edición del libro, aumentada con nuevos textos, entre los cuales una serie de sonetos en alejandrinos.
La etapa de plenitud del Modernismo y de la obra poética dariana la marca el libro Prosas profanas y otros poemas, colección de poemas en las que la presencia de lo erótico es más importante, y del que no está ausente la preocupación por temas esotéricos (como en el largo poema "Coloquio de los centauros"). En este libro está ya toda la imaginería exótica propia de la poética dariana: la Francia del siglo XVIII, la Italia y la España medievales, la mitología griega, etc.
En 1905, Darío publicó Cantos de vida y esperanza, que anuncia una línea más intimista y reflexiva dentro de su producción, sin renunciar a los temas que se han convertido en señas de identidad del Modernismo. Al mismo tiempo, aparece en su obra la poesía cívica, con poemas como "A Roosevelt", una línea que se acentuará en El canto errante (1907) y en Canto a la Argentina y otros poemas (1914). El sesgo intimista de su obra se acentúa, en cambio, en Poema del otoño y otros poemas (1910), en que se muestra una sencillez formal sorprendente en su obra.
No todos los poemas de Darío fueron recogidos en libros en vida del poeta. Muchos de ellos, aparecidos únicamente en publicaciones periódicas, fueron recopilados después de su muerte.

Recursos formales

Darío hizo suyo el lema de su admirado Paul Verlaine: "De la musique avant toute chose". Para él, como para todos los modernistas, la poesía era, ante todo, música. De ahí que concediese una enorme importancia al ritmo. Su obra supuso una auténtica revolución en la métrica castellana. Junto a los metros tradicionales basados en el octosílabo y el endecasílabo, Darío empleó profusamente versos apenas empleados con anterioridad, o ya en desuso, como el eneasílabo, el dodecasílabo y el alejandrino, enriqueciendo la poesía en lengua castellana con nuevas posibilidades rítmicas.
Aunque existen ejemplos anteriores de utilización del verso alejandrino en la poesía castellana del siglo XIX, el hallazgo de Darío consistió en liberar este verso de la rígida correspondencia hasta entonces existente entre la estructura sintáctica del verso y su división métrica en dos hemistiquios, recurriendo a varios tipos de encabalgamiento. En los poemas de Darío, la cesura entre los dos hemistiquios se encuentra a veces entre un artículo y un nombre, entre este último y el adjetivo que lo acompaña, o incluso en el interior de una misma palabra.[15] Darío adaptó este verso a estrofas y poemas estróficos para las que tradicionalmente se empleaba el endecasílabo, tales como el cuarteto, el sexteto y el soneto.
Rubén Darío es sin duda el mayor y mejor exponente de la adaptación de los ritmos de las literaturas clásicas (grecorromanas) a la lírica hispánica. Estos ritmos se basan en el contraste de vocales tónicas y átonas, y por ello en la cantidad silábica. Recordemos que en el latín la tónica no se marca como en español con un golpe de voz más fuerte, sino con un alargamiento de la vocal. Rubén cultivará los ritmos tradicionales (yámbico y trocaico como binarios, y dactílico, anfibráquico y anapéstico como ternarios), también forjará sus propios ritmos cuaternarios e innovará juntando en un mismo verso ritmos binarios y ternarios.

Ejemplo de ternario dactílico

Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda
Ejemplo de ternario anfibráquico::
Escúcha divíno Rolándo
Ejemplo de binario trocaico::
Rósa rója pálio azúltellanas.

viernes, 21 de mayo de 2010

PABLO NERUDA













Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto[1] (Parral, 12 de julio de 1904 – Santiago de Chile, 23 de septiembre de 1973) conocido por el seudónimo y, más tarde (1946), el nombre legal de Pablo Neruda, fue un poeta y partidario comunista chileno, considerado entre los mejores y más influyentes de su siglo, siendo llamado por el novelista Gabriel García Márquez "el más grande poeta del siglo XX en cualquier idio


ma".[2] También fue un destacado activista político, siendo Senador de la República, int


egrante del Comité Central del Partido Comunista y pre-candidato a la Presidencia. Entre sus múltiples reconocimientos d


estacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un DoctorPrimeros años [editar]
Hijo de José del Carmen Reyes Morales , obrero ferroviario, y Rosa Neftalí Basoalto Opazo, maestra de escuela fallecida debido a una tuberculosis cuando Neruda tenía un mes de edad[4] . En 1906, la familia se trasladó a Temuco, donde su padre se casa en segundas nupcias con Trinidad Candia Marverde a quien Neruda llamaba "mamadre"[1] en diversos textos como en Confieso que he vivido y Memorial de Isla Negra[5] Neruda ingresa al Liceo de Hombres de Temuco, donde cursa todos sus estudios hasta terminar el 6º año de humanidades en 1920[4] . El impresionante entorno natural de Temuco, sus bosques, lagos, ríos y montañas marcarán para siempre el mundo poético de Neruda.

Fotografía del joven Neruda, aún firmando como Ricardo Reyes.
En 1917, publica su primer artículo en el diario La Mañana de Temuco, con el título de «Entusiasmo y perseverancia» En esta ciudad escribió gran parte de los trabajos, que pasarían a integrar su primer libro de poemas: Crepusculario[5] .
Entre 1918 y 1919, publica diversos poemas en la revista "corazon salvaje", Corre-Vuela de Santiago, con el seudónimo de Neftalí Reyes.
En 1919, obtiene el tercer lugar en los Juegos Florales del Maule con su poema «Comunión Ideal[1] » o «Nocturno Ideal»[4] . En 1920 comienza a contribuir con la revista literaria Selva Austral .
En ese mismo período, conoce a Gabriela Mistral, de cuyo encuentro recordará: “… ella me hizo leer los primeros grandes nombres de la literatura rusa que tanta influencia tuvieron sobre mí”[1] . En octubre, firma definitivamente sus trabajos con el seudónimo de Pablo Neruda[1] . La búsqueda de un seudónimo era esencialmente para evitar el malestar del padre por tener un hijo poeta. Según algunos nerudianos la adopción del nombre Neruda por Neftalí Reyes se debe al poeta checo Jan Neruda, pero según Enrique Robertson el jóven Neruda tuvo la ocasión de ver una partitura de Pablo de Sarasate dedicada a la violinista Wilme Norman-Neruda. Se trata de “Spanische Tänze” (Bailes españoles) para violín y piano. Es una edición de 1879, por la editorial N. Simrock en Berlin. O sea, según Robertson, el jóven Neftali vio en una página el nombre Pablo (de Sarasate) y Neruda (de Wilme Norman-Neruda), los memorizo y más tarde los utilizó para su seudónimo.[6]
En 1921 se radica en Santiago y estudia pedagogía en idioma francés en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde obtiene el primer premio de la fiesta de la primavera con el poema «La canción de fiesta», publicado posteriormente en la revista Juventud. En 1923, publica Crepusculario, que es reconocido por escritores como Hernán Díaz Arrieta, Raúl Silva Castro y Pedro Prado[5] .
En 1924 publica su famoso Veinte poemas de amor y una canción desesperada, en el que todavía se nota una influencia del modernismo. Posteriormente se manifiesta un propósito de renovación formal de intención vanguardista en tres breves libros publicados en 1926: El habitante y su esperanza, Anillos (en colaboración con Tomás Lago) y Tentativa del hombre infinito. En 1927, comienza su larga carrera diplomática siendo cónsul en Rangún, Birmania, desde donde se desarrolla un notable epistolario con el escritor Argentino Héctor Eandi. Será luego cónsul en Sri Lanka, Java, Singapur, Buenos Aires, Barcelona y Madrid. En sus múltiples viajes conoce en Buenos Aires a Federico García Lorca y en Barcelona a Rafael Alberti. Pregona su concepción poética de entonces, la que llamó "poesía impura", y experimenta el poderoso y liberador influjo del Surrealismo. En 1935, Manuel Altolaguirre le entrega la dirección a Neruda de la revista Caballo verde para la poesía, en la cual es compañero de los poetas de la Generación del 27. Ese mismo año aparece la edición madrileña de Residencia en la tierra.
El 6 de diciembre de 1930 se casa con María Antonieta Haagenar Vogelzanz[1] "Maruca". De la unión nace en 1934 Malva Marina Trinidad, nacida con hidrocefalia y que murió en 1943, a los ocho años. Neruda se separó de Haagenar en 1936 (se divorciaría de ella a distancia, en México, en 1942, divorcio que no fue aceptado por la justicia chilena[7] ).ado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. En palabras del crítico Harold Bloom, "ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él".





Biografía

Sus padres fueron Rosa Basoalto que murió de tuberculosis cuando tenía un mes de nacido, y José del Carmen Reyes, quien abandonó el campo para trabajar como obrero en los diques del puerto de Talcahuano, hasta alcanzar el cargo de ferroviario en Temuco. Neruda aprendió a amar la naturaleza en sus años de infancia, durante sus recorridos en tren hacia la exuberante vegetación de Boroa. La región había sido en el pasado escenario de enfrentamientos entre los conquistadores españoles y los araucanos, que con el tiempo fueron despojados de su territorio y posteriormente aniquilados por los colonos protagonistas de la «pacificación de la Araucanía». Esas frías y húmedas tierras australes, bordeadas por el más puro océano Pacífico, emergen en una poética de la desesperanza, de la soledad del ser humano y del amor, como en Veinte poemas de amor y una canción desesperada, libro que llevó a su autor a los circuitos internacionales y le dio una fama similar a la de Rubén Darío, hasta hacerlo merecedor del Premio Nobel en 1971.


Guerra Civil Española

Acceso a "La Casa de las Flores" en el barrio de Argüelles, donde vivió Neruda mientras fuera Cónsul en Madrid. La casa fue bombardeada y casi totalmente destruida al estallar la guerra civil.
En 1936 estalla la Guerra Civil Española. Conmovido por la guerra y el asesinato de su amigo García Lorca,[1] [5] Neruda se compromete con el movimiento republicano, primero en España y luego en Francia, donde comienza a escribir España en el corazón (1937). En ese año regresa a Chile, y su poesía durante el período siguiente se caracterizará por una orientación hacia cuestiones políticas y sociales, lo que refuerza sus grandes ventas de libros.
En 1939 es designado, por el presidente Aguirre Cerda, cónsul especial para la inmigración española en París, donde destaca como el gestor del proyecto Winnipeg, barco que llevaría a cerca de 2.000 inmigrantes españoles desde Francia a Chile. Poco tiempo después, es asignado como Cónsul General en México, donde reescribe su Canto General de Chile transformándolo en un poema del continente sudamericano. Esta obra, titulada Canto General, fue publicada en México en 1950, y también clandestinamente en Chile. Compuesta de unos 250 poemas en quince ciclos literarios, constituye (a juicio del propio Neruda) la parte central de su producción artística. Al poco tiempo de publicado, Canto General fue traducido a alrededor de diez idiomas. Casi todos los poemas que lo componen fueron creados en circunstancias particularmente difíciles, cuando Neruda vivía en la clandestinidad en Chile al ser perseguido por ser miembro del partido Comunista de Chile y acusado de "infrigir la Ley de Seguridad Interior del Estado e injuriar al Presidente González Videla".


Carrera política



Neruda junto a su esposa Delia de Carril y Erich Honecker en 1951.
Habiendo retornado a Chile en 1943 — año en que se casó con Delia de Carril, "la Hormiguita" en México, en un matrimonio que no fue reconocido por la justicia chilena debido a que su divorcio de "Maruca" fue declarado ilegal — Neruda recibe el Premio Nacional de Literatura de Chile en 1945. En ese año, en marzo, es electo Senador de la República por las provincias de Tarapacá y Antofagasta.[4] Se unirá en julio del mismo año al Partido Comunista de Chile, donde militaban sus dos más férreos rivales, los poetas Pablo de Rokha y Vicente Huidobro, con quienes protagonizaría de por vida las más ácidas rencillas.
En las elecciones presidenciales chilenas de 1946 triunfa la Alianza Democrática, una coalición integrada por radicales, comunistas y demócratas, que lleva al poder a Gabriel González Videla. La represión desencadenada por este último contra los trabajadores mineros en huelga llevará a Neruda a protestar vehementemente en el Senado.
La persecución desatada por el gobierno de González Videla contra sus antiguos aliados comunistas, mediante la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, culminará en la prohibición del Partido Comunista el 3 de septiembre de 1948. Neruda se transforma entonces en el más fuerte antagonista del Presidente, dictando discursos en el Senado y publicando artículos contra el Gobierno en el extranjero, ya que el diario del partido comunista chileno El Siglo estaba bajo censura. Neruda criticó fuertemente a González Videla llamándolo "Rata", lo acusó de ser amigo de los nazis durante sus años de embajador en París a quienes invitaba a elegantes cenas a la embajada chilena, de vender el país a empresas americanas e incluso menciona a la esposa de éste Rosa Markmann, de ocultar sus orígenes judíos mientras vivieron en Europa durante la Segunda Guerra Mundial y de enriquecerse comprando diamantes a europeos empobrecidos y casando a su descendencia con las familias más ricas de América del Sur.
Famoso es su artículo "La crisis democrática de Chile es una advertencia dramática para nuestro continente", que mas tarde será conocido como "Carta íntima para millones de hombres", publicado en el diario El Nacional de Caracas, Venezuela. Esto provoca la petición del Gobierno a los tribunales de un desafuero del senador Neruda por "denigrar a Chile en el exterior y por calumnias e injurias al Primer Mandatario".[8] Se dicta entonces una orden de detención contra Neruda, forzándolo primero a la clandestinidad en su propio país, y luego al exilio.
Exilio [editar]
Neruda realiza la travesía para escapar de una persecución política durante el otoño de 1949. Por ello, vive meses en la clandestinidad entre Santiago, Valdivia y la comuna de Futrono,[9] en el lago Huishue, cruza por el paso de Lilpela desde Chile hacia Argentina montado a caballo; estuvo a punto de ahogarse mientras cruzaba el río Curringue.

Neruda en 1956.


A mediados de abril llega de incógnito a París y protegido por varios amigos, entre ellos Picasso,[1] logra regularizar su situación. Reaparece públicamente en la sesión de clausura del Primer Congreso del Movimiento Mundial de Partidarios de la Paz y es nombrado miembro del Consejo Mundial de la Paz. Desde Europa emprende numerosos viajes junto a su mujer Delia del Carril: Checoeslovaquia, Unión Soviética, Polonia, Hungría, México, Rumania, India, Italia, Francia, República Democrática Alemana (RDA), Guatemala, Hungría. En el II Congreso del Movimiento Mundial de Partidarios de la Paz, efectuado en Varsovia en noviembre de 1950, recibe junto con Pablo Picasso, Paul Robeson y otros el Premio Internacional de la Paz, otorgado a Neruda por su poema "Que despierte el leñador". Más tarde, al volver a Chile, recibirá en 1953 el "Premio Stalin para la Consolidación de la Paz entre los Pueblos".[10]
Durante su exilio vive en Capri y Nápoles con su futura esposa Matilde Urrutia, donde recibe la noticia de que ya no era buscado y podía volver a su país de origen, Chile, adonde regresa el 12 de agosto de 1952. Allí lo espera su mujer Delia del Carril y es recibido con varios actos públicos.[



Regreso a Chile



Neruda tras recibir el Premio Nobel de Literatura en 1971.
El 12 de agosto de 1952 regresa a Almatriche, donde es recibido con un gran acto público. Publica Los versos del capitán y en 1954 Las uvas y el viento (en donde se encuentra una elegía a Stalin) y Odas elementales. En 1953 recibe el "Premio Stalin para la Consolidación de la Paz entre los Pueblos". En 1955 se separa de su esposa Delia, y comienza a vivir con Matilde Urrutia. En 1958 aparece Estravagario con un nuevo cambio en su poesía. En 1965 se le otorga el título de doctor honoris causa en la Universidad de Oxford, Gran Bretaña.
Solo en 1966 puede contraer matrimonio con Matilde Urrutia debido a que su primera mujer, Maruca Reyes, fallece el 27 de marzo de 1965 en Holanda. La ceremonia del casamiento se realiza en una sencilla ceremonia civil y privada en su casa de Isla Negra, donde conserva sus particulares colecciones de caracolas y mascarones de proa.
En 1969 es nombrado “Miembro honorario” de la Academia Chilena de la Lengua. Ese año, durante la campaña para la Elección presidencial de Chile (1970), el Partido Comunista lo elige como pre-candidato, pero renuncia en favor de Salvador Allende como candidato único de la Unidad Popular, que triunfa en las elecciones de 1970. El gobierno de la Unidad Popular lo designa Embajador en Francia.



Premio Nobel de Literatura


El 21 de octubre de 1971 le es concedido el Premio Nobel de Literatura. Viaja a Estocolmo a recibirlo el 10 de diciembre de 1971. En sus Memorias el poeta recuerda: “El anciano monarca nos daba la mano a cada uno; nos entregaba el diploma, la medalla y el cheque (...) Se dice (o se lo dijeron a Matilde para impresionarla) que el rey estuvo más tiempo conmigo que con los otros laureados, que me apretó la mano con evidente simpatía. Tal vez haya sido una reminiscencia de la antigua gentileza palaciega hacia los juglares”. Neruda recibió una sorpresa de varios escritores famosos que lo admiraban por sus obras y además por su vida ejemplar. Entre los escritores estaban Octavio Paz, Gumercindo Arguaye y Gabriel García Márquez.



Muerte

Féretro de Pablo Neruda.



Su última aparición en público fue el 5 de diciembre de 1972, donde el pueblo chileno realizó un homenaje al poeta en el Estadio Nacional.
En febrero de 1973, por razones de salud, renuncia a su cargo de embajador de Chile en Francia.
El 19 de septiembre, al agravarse su salud, es trasladado de urgencia desde su casa de Isla Negra a Santiago. Finalmente, el 23 de septiembre, Pablo Neruda muere a las 22.30 en la Clínica Santa María de Santiago debido a un cáncer de próstata.
Pocos días antes, el 11 de septiembre, el gobierno de Allende había sido violentamente derrocado por el golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet, y la casa de Neruda en Santiago había sido saqueada y sus libros incendiados. Su funeral fue realizado en el Cementerio General, rodeado de soldados armados de ametralladoras. Aun así, se escuchaban desafiantes gritos de homenaje a él y a Salvador Allende, junto a la entonación de La Internacional.
El 11 de diciembre de 1992, los restos de Neruda y Matilde Urrutia son exhumados y llevados para un velatorio ceremonial en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional. Al día siguiente se da cumplimiento al deseo del poeta: que su cuerpo fuese enterrado en su casa de Isla Negra. Ese lugar y todas las demás pertenencias son ahora museos administrados por la Fundación Neruda.



















MARIO VARGAS LLOSA



















Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, 28 de marzo de 1936), escritor peruano, es uno de los más importantes novelistas y ensayistas de Latinoamérica, así como uno de los principales autores de su generación.

Vargas Llosa subió a la fama en la década de 1960 con novelas como La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1965), y la monumental Conversación en La Catedral (1969). Aún continúa escribiendo prolíficamente en una serie de géneros literarios, incluyendo crítica literaria y periodismo. Entre sus novelas se cuentan comedias, novelas policiacas, novelas históricas y políticas. Varias de ellas, como Pantaleón y las visitadoras (1973) y La tía Julia y el escribidor (1977), han sido adaptadas y llevadas al cine.

Muchas de las obras de Vargas Llosa están influidas por la percepción que tiene el escritor de la sociedad peruana y por sus propias experiencias como peruano. Sin embargo, de forma creciente ha expandido su repertorio y tratado temas que son de otras partes del mundo. No obstante, Mario Vargas Llosa ha residido en Europa (España, Inglaterra y Francia) la mayor parte de su tiempo desde 1958, en el inicio de su carrera literaria, recibiendo la nacionalidad española en julio de 1993, de modo que en su obra se percibe también una fuerte influencia europea.

Al igual que otros autores latinoamericanos, Vargas Llosa ha sido políticamente activo a lo largo de su carrera. Fue candidato a la presidencia del Perú en 1990 por el partido de centro-derecha Frente Democrático (FREDEMO










Familia y primeros años






Mario Vargas Llosa nació en el seno de una familia de clase media de ascendencia mestiza[1] y criolla el 28 de marzo de 1936 en la ciudad de Arequipa, Perú.[2] Fue el único hijo de Ernesto Vargas Maldonad
o y Dora Llosa Ureta, quienes se separaron unos meses antes de su nacimiento.[2] Poco después de que Mario naciera, su padre reveló que tenía una relación con una alemana, y como resultado de ésta el escritor tiene dos medio hermanos menores: Enrique y Ernesto Vargas.[3]
Vargas Llosa vivió con su familia materna en Arequipa hasta un año después del divorcio de sus padres, momento en que su abuelo fue nombrado cónsul honorario del Perú en Bolivia.[2] Con su madre y su familia, Vargas Llosa se muda a Cochabamba, Bolivia, donde pasó los primeros años de su niñez.[2] Los Llosa, eran mantenidos por su abuelo, quien administraba una plantación de algodón.[4] Siendo niño, a Vargas Llosa se le hizo creer que su padre había fallecido, ya que su madre y su familia no querían explicarle que se habían separado.[5] Durante el gobierno del presidente José Luis Bustamante y Rivero, su abuelo obtuvo un cargo diplomático en la ciudad de Piura, en parte porque eran parientes, por lo que la familia entera regresó al Perú.[5] En Piura, Vargas Llosa cursó la escuela primaria en el Colegio Salesiano Don Bosco.[6]
En 1946, a la edad de diez años, Vargas Llosa se mudó a Lima donde se encontró con su padre por primera vez.[6] Sus padres restablecieron su relación y vivieron en Magdalena del Mar, un distrito de clase media, durante su adolescencia.[7] En Lima estudió en el Colegio La Salle, de la congregación Hermanos de las Escuelas Cristianas, de 1947 a 1949.[8] La relación con su padre, siempre tortuosa, marcaría el resto de su vida. Por años guardó hacia él sentimientos entremezclados como el temor y el resentimiento, debido a que durante su niñez tuvo que soportar muchos violentos arrebatos de parte del padre, además de un resentimiento hacía la familia Llosa y grandes celos para con su madre, pero, sobre todo, una repulsión hacia su vocación literaria, que nunca llegó a comprender.
A los 14 años, su padre lo envió al Colegio Militar Leoncio Prado (Lima), donde tuvo un tiempo como profesor de francés al poeta surrealista César Moro.[9] Un año antes de su graduación, Vargas Llosa empezó a trabajar como periodista aprendiz para periódicos locales.[10] Se retiró de la escuela militar y terminó sus estudios en Piura, donde trabajó para el diario local, La Industria, y presenció la representación teatral de su primera obra dramática, La huida del Inca.[11]
En 1953, durante el gobierno de Manuel A. Odría, Vargas Llosa ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, donde estudió Derecho y Literatura.[12] Realizó política universitaria a través de Cahuide, nombre con el que se mantenía vivo el Partido Comunista, entonces perseguido por el gobierno, contra el que Vargas Llosa se opuso, a través de los órganos universitarios y en fugaces protestas en plazas.
Poco tiempo después el joven Vargas Llosa, se distanciaría del grupo, y llegaría a inscribirse en la Democracia Cristiana de Héctor Cornejo Chávez, esperanzado en que dicho partido lanzaría la candidatura de José Luis Bustamente y Rivero, que por aquel entonces regresaba del exilio.
Durante este tiempo, también trabajaría junto con Raúl Porras Barrenechea como asistente suyo en una obra que nunca llegaría a concretarse: varios tomos de una monumental historia del Perú
En 1955, a la edad de 19 años, contrajo matrimonio con Julia Urquidi, su tía política por parte materna, quien era 10 años mayor.[10] Debido al rechazo que esto causó en su familia, se vieron forzados a separarse durante un tiempo estando recién casados. Para lograr mantener una vida en común, el joven Mario tuvo que conseguir hasta siete trabajos simultáneamente, ocupándose en librerías, con Porras Barrenechea, escribiendo para varios medios, incluso catalogando nombres de las lápidas del Cementerio Presbítero Matías Maestro.
Vargas Llosa empezó con seriedad su carrera literaria en 1957 con la publicación de sus primeros relatos, Los jefes y El abuelo, mientras trabajaba en dos periódicos.[13] Al graduarse de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1958, recibió una beca para estudiar en la Universidad Complutense de Madrid en España.[14] En 1960, luego de que culminara su beca en Madrid, Vargas Llosa se mudó a Francia con la impresión de que iba a obtener una beca para estudiar ahí; sin embargo, habiendo llegado a París se enteró que su solicitud había sido denegada.[15] A pesar del inesperado estado financiero de Mario y Julia, la pareja decidió quedarse en París donde él comenzó a escribir de forma prolífica.[15] Su matrimonio duró algunos años más, terminando en divorcio en 1964.[16] Un año después, Vargas Llosa se casó con su prima, Patricia Llosa,[16] con quien tuvo tres hijos: Álvaro Vargas Llosa (1966), escritor y editor; Gonzalo (1967), empresario; y Morgana (1974), fotógrafa.








Carrera literaria





Mario Vargas Llosa en 1982.
La primera novela de Vargas Llosa, La ciudad y los perros, fue publicada en 1963. La obra se desarrolla en medio de una comunidad de cadetes en una escuela militar en Lima, la trama está basada en las propias experiencias del autor en el Colegio Militar Leoncio Prado de Lima.[17] Esta prematura obra adquirió la atención general del público así como éxito inmediato.[18] Su vitalidad y hábil uso de técnicas literarias sofisticadas impresionó de inmediato a los críticos,[19] y ganó así el Premio de la Crítica Española.[18]
En 1965 Vargas Llosa prosiguió a La ciudad y los perros con La casa verde, acerca de un burdel del mismo nombre y como su casi mítica presencia afecta las vidas de los personajes. La trama se centra en Bonifacia, una chica que está a punto de recibir los votos de la iglesia, y su transformación en "la selvática", la prostituta más conocida de "La casa verde". La novela obtuvo de inmediato una entusiástica recepción por parte de la crítica, confirmando a Vargas Llosa como una importante figura de la narrativa latinoamericana.[20]
La tercera novela de Vargas Llosa, Conversación en La Catedral, fue publicada en 1969, a la edad de 33 años. En 1971, Vargas Llosa publicó García Márquez: historia de un deicidio como su tesis doctoral en la Universidad de Londres. Dicha tesis fue posteriormente publicada como un libro.[21] Después de la publicación de la monumental obra Conversación en La Catedral, la producción de Vargas Llosa se distanció de los temas de mayor seriedad como son la política y los problemas sociales. El especialista en literatura latinoamericana, Raymond L. Williams, describe esta fase de su carrera literaria como "el descubrimiento del humor".[22] Su primer intento en una novela satírica fue Pantaleón y las visitadoras, publicado en 1973.[23]
En 1977, Vargas Llosa publicó La tía Julia y el escribidor, basado en parte en el matrimonio con su primera esposa, Julia Urquidi, a quien dedicó la novela.[24] En 1981 publicó su cuarta novela más importante, La guerra del fin del mundo, la cual fue su primer intento de una novela histórica.[25] Esta obra inició un cambio radical en el estilo de Vargas Llosa hacia temas como el mesianismo y la conducta irracional humana.[26] Esta novela tiene lugar en las profundidades del sertao brasileño del siglo XIX, y se basa en hechos auténticos de la historia del Brasil, la revuelta antirrepublicana de masas milenaristas sebastianistas guiadas por el taumaturgo iluminado Antonio Conselheiro en el pueblo de Canudos.
Tras un período de intensa actividad política, Vargas Llosa volvió a ocuparse en la literatura con su libro autobiográfico El pez en el agua (1993), Los cuadernos de don Rigoberto (1997), y El paraíso en la otra esquina (2003). Otro trabajo destacable es un ensayo que resume el curso dictado en Oxford sobre la novela Los Miserables de Victor Hugo, La tentación de lo imposible.
La novela La Fiesta del Chivo (2000) fue llevada al cine de la mano por su primo Luis Llosa en la película de igual título. En mayo de 2006 presentó su novela Travesuras de la niña mala (Alfaguara, 2006).






Premios y distinciones




Artículo principal: Premios y distinciones recibidos por Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa recibiendo el birrete de manos del rector de la Universidad de La Rioja.
A lo largo de su carrera, Mario Vargas Llosa ha recibido innumerables premios y distinciones. Cabe destacar sobre todo dos de los máximos galardones que se conceden en el ámbito de las letras hispánicas: el Premio Rómulo Gallegos (en 1967, por su novela La casa verde) y, sobre todo, el Premio Cervantes (1994). Otros destacados premios en su haber son el Premio Nacional de Novela del Perú (en 1967, por La casa verde), el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (España) (1986) y el Premio de la Paz de los Libreros de Alemania, otorgado en la Feria del Libro de Fráncfort (1997). En 1993 le fue concedido el Premio Planeta por su novela Lituma en los Andes. Un gran relieve en su carrera literaria tuvo el Premio Biblioteca Breve, que se le otorgó por La ciudad y los perros, en 1963, y marcó el inicio de su exitosa carrera literaria internacional.
Es miembro de la Academia Peruana de la Lengua desde 1977, y de la Real Academia Española desde 1994. Cuenta con varios doctorados honoris causa por universidades de Europa, América y Asia; pueden citarse los concedidos por las universidades de Yale (1994), Ben Gurión Ber-Sheeva de Israel (1998), Harvard (1999), San Marcos de Lima (2001), Oxford (2003), Europea de Madrid (2005), La Sorbona (2005), Universidad de La Rioja y Universidad de Málaga (2007), Universidad de Alicante (2008) por la Universidad Simón Bolívar Caracas, Venezuela y la Pontificia Universidad Católica del Perú el 8 y el 12 de diciembre 2008, el 24 de junio de 2009 por la Universidad de Granada y, por último, el 5 de mayo 2010 por la UCLM (Universidad de Castilla la-Mancha)(España) . Fue condecorado por el Gobierno francés con la Legión de Honor en 1985.



Participación política

Mario Vargas Llosa en el acto fundacional de Unión, Progreso y Democracia.
En la década de 1980, Vargas Llosa se volvió políticamente activo y causó sorpresa por sus posiciones liberales, ya que la intelectualidad de la época se caracterizaba por su perfil izquierdista.
En 1983 fue nombrado por el entonces Presidente del Perú, Fernando Belaúnde Terry, presidente de la Comisión Investigadora del Caso Uchuraccay, cuya misión era aclarar el asesinato de ocho periodistas que habían viajado a la aldea para investigar anteriores masacres en Huaychao, en las que sospechaban que podían estar involucrados elementos de las Fuerzas Armadas del Perú. Pese a que la comisión presidida por Llosa exculpaba a los militares, más tarde se demostraría su implicación en los asesinatos y algunos, como el general Clemente Noel Morán, fueron procesados y condenados a varios años de cárcel.[27]
En 1987, ante los intentos del gobierno aprista de Alan García de nacionalizar la banca peruana, Vargas Llosa se perfiló como líder político, encabezando la protesta contra esa acción. Inició su carrera política y se presentó como candidato a la Presidencia del Perú en 1990.
Durante gran parte de la campaña electoral, fue el candidato favorito. Sin embargo, el súbito crecimiento de la popularidad de Alberto Fujimori, quien hasta 15 días antes de la elección aparecía con menos del 10% de las preferencias, forzó una segunda vuelta electoral en la cual Vargas Llosa fue derrotado.
Después de las elecciones se instaló en Madrid. A petición del escritor, el gobierno español le concedió la nacionalidad española en 1993, sin que tuviera que renunciar a la peruana, por lo que mantiene ambas. Es miembro de la Real Academia Española.
Vargas Llosa calificó en 1990 como la dictadura perfecta al sistema político mexicano, con el neoliberal Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) en la presidencia de México, dado en el contexto de más de seis décadas de predominancia del PRI en el gobierno, lo que le valió a Vargas Llosa tener que salir rápidamente de México para evitar un problema político.[28]
En años recientes ha evolucionado políticamente a posturas ideológicas más liberales y mantiene vínculos con importantes ex-dirigentes de la derecha de varios países como José María Aznar (ex-jefe del gobierno español), Francisco Flores (ex-presidente de la República del Salvador) o Václav Havel (ex-presidente de la República Checa).
El 29 de septiembre de 2007 participó, con gran sorpresa social por sus anteriores contactos políticos, en el acto de presentación del partido Unión, Progreso y Democracia, prestando públicamente su apoyo a dicho partido. Recientemente, Vargas Llosa, apoyó la Candidatura Presidencial del empresario chileno derechista, Sebastián Piñera y además fue invitado para participar junto a la Presidente de Chile, Michelle Bachelet, en la Inauguración del Museo de la Memoria, en conmemoración de las víctimas en la Dictadura Militar de Augusto Pinochet.



GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ








Gabriel José de la Concordia García Márquez es un novelista colombiano, escritor de cuentos, guionista y periodista. Nacido en la Región Caribe, en el municipio de Aracataca (Magdalena), el 6 de marzo de 1927 . Es conocido familiarmente como "Gabo" (y también Gabito) (hipocorístico guajiro para Gabriel), desde que su compañero del diario bogotano El Espectador, José Salgar, comenzara a llamarle así. En 1958, se casó con Mercedes Barcha, tienen dos hijos, Rodrigo y Gonzalo.
El genio, la popularidad y el carisma de Gabriel García Márquez lo hace incomparable y distinguido entre los autores de la lengua española durante la segunda mitad del siglo XX. El nombre Gabriel García Márquez es un sinónimo con su obra más conocida Cien años de soledad. Ésta es su novela más reconocida internacionalmente: Hasta la actualidad ha sido traducida a treinta y cinco idiomas y se han vendido treinta millones de copias. Gabriel García Márquez ha sido inextricablemente relacionado con el género literario del realismo magico.
Este autor recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982, según la laudatoria de la Academia Sueca "por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente". Lo que hace que Gabriel García Márquez sea tan famoso no es solamente su genio como escritor, sino su habilidad de usar este talento para compartir sus ideológicas políticas. Un ejemplo de su participación política es su amistad con el líder Cubano Fidel Castro, una relación que ha causado mucha controversia en el mundo literario y político



Infancia y juventud




Hijo de Gabriel Eligio García y de Luisa Santiaga Márquez Iguarán, Gabriel García Márquez nació en Aracataca, en el departamento costeño de Magdalena, Colombia, «el domingo 6 de marzo de 1927 a las nueve de la mañana...», como refiere el propio escritor en sus memorias.
Su abuelo, el coronel Nicolás Márquez, fue también un excelente narrador que tuvo una vida bastante intrigante - de joven disparó y mató a un hombre en un duelo, y se dice que tuvo más de dieciséis hijos. Su abuela fue Tranquilina Iguarán Cotes, y fue de tanta influencia en García Márquez como su marido. Llena de impresionantes supersticiones y creencias populares, como lo fueron sus numerosas hermanas, llenaron la casa con historias de fantasmas y premoniciones. También desempeñó un papel influyente en su educación. García Márquez se inspiró en la forma en que ella trataba lo extraordinario como algo perfectamente natural; la casa estaba llena de historias de fantasmas y premoniciones, augurios y signos. De acuerdo con lo señalado por el propio escritor, «éste fue el origen de una mágica, supersticiosa y sobrenatural visión de la realidad». Él disfrutó de la original forma de contar historias de su abuela, quien sin importarle cuán fantásticos o improbables fueran sus relatos, siempre los refería como si fueran una verdad irrefutable. Se trata de un estilo que, unos treinta años más tarde, su nieto usaría en Cien años de soledad, su novela más popularCuando sus padres se enamoraron, el padre de Luisa se opuso a esa relación pues Gabriel Eligio García, que había llegado a Aracataca como telegrafista, no era el hombre que consideraba más adecuado para su hija, por ser hijo de madre soltera, pertenecer al Partido Conservador Colombiano y ser un mujeriego confeso.Con la intención de separarlos, Luisa fue enviada fuera de la ciudad, pero Gabriel Eligio la cortejó con serenatas de violín, poemas de amor, innumerables cartas y frecuentes mensajes telegráficos. Finalmente la familia capituló y Luisa consiguió el permiso para casarse con Gabriel Eligio, lo cual sucedió el 11 de junio de 1926 en Santa Marta. La historia y tragicomedia de ese cortejo inspiraría más tarde a su hijo la novela.






Poco después de su nacimiento su padre se convirtió en farmacéutico y, en enero de 1929, se mudó con Luisa a Barranquilla, dejando a Gabriel en Aracataca al cuidado de sus abuelos maternos. Dado que vivió con ellos durante los primeros años de su vida, recibió una fuerte influencia del coronel Márquez, que era un liberal veterano de la Guerra de los Mil Días, muy respetado por sus copartidarios y conocido por su negativa a callar sobre la Masacre de las bananeras, suceso en el que murieron cientos de personas a manos de las Fuerzas Armadas de Colombia durante una huelga de los trabajadores de las bananeras, hecho que García Márquez plasmaría en su obra. El coronel, a quien Gabriel llamaba "Papalelo" y a quien describió como su «cordón umbilical con la historia y la realidad», fue también un excelente narrador y le enseñó, por ejemplo, a consultar frecuentemente el diccionario, lo llevaba al circo cada año y fue el primero en introducir a su nieto, en el «milagro» del hielo, que se encontraba en la tienda de la United Fruit Company. Asimismo, de vez en cuando le decía a su joven nieto: «Tu no sabes lo que pesa un muerto», recordándole así que no había mayor carga que la de haber matado a un hombre, lección que García Márquez más tarde incorporaría en sus novelas.
Su abuelo murió en 1936, cuando Gabriel tenía ocho años, y debido a la ceguera de su abuela él fue a vivir con sus padres enSincelejo, Sucre, donde su padre trabajaba como farmacéutico. Poco después de llegar a Sucre se decidió que debía empezar su educación formal y fue mandado a un internado en Barranquilla, un puerto en la boca del Río de Magdalena. Allí adquirió reputación de chico tímido que escribía poemas humorísticos y dibujaba tiras humorísticas. Serio y poco dado a las actividades atléticas, fue apodado "el viejo" por sus compañeros de clase. niñez está relatada en sus memorias Vivir para contarla. Después de 24 años de ausencia, en 2007 regresó a Aracataca para un homenaje que le rindió el gobierno colombiano al cumplir sus 80 años de vida y los 40 desde la primera publicación de Cien años de soledad.
Cursó los primeros grados de secundaria en el colegio jesuita San José (hoy Instituto San José) desde 1940. En San José, publicó sus primeros poemas en la revista escolar Juventud. En una visita a sus padres en Sucre, conoció a Mercedes Barcha en un baile de estudiantes, y asumió enseguida que tenía la intención de casarse con ella cuando terminara sus estudios.
Después de su graduación en 1947, García Márquez se fue a Bogotá a estudiar derecho en la Universidad Nacional de Colombia, donde tuvo especial dedicación a la lectura. La Metamorfosis de Franz Kafka «en la falsa traducción de Jorge Luis Borges» fue una obra que lo inspiró especialmente. Estaba emocionado con la idea de escribir, no literatura tradicional sino en un estilo similar a las historias de su abuela, en las que se "«insertan acontecimientos extraordinarios y anomalías como si fueran simplemente un aspecto de la vida cotidiana». Su deseo de ser escritor crecía. Poco después, publicó su primer cuento, La tercera resignación, que apareció en el 13 de septiembre de 1947 en la edición del diario El Espectador.
Aunque su pasión era la escritura, continuó con la carrera de derecho en 1948 para complacer a su padre. Después del llamado «Bogotazo» en 1948, unos sangrientos disturbios que se desataron el 9 de abril a causa del magnicidio del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, la universidad cerró indefinidamente y su pensión fue incendiada. García Márquez se trasladó a la Universidad de Cartagena y empezó a trabajar como reportero de El Universal. En 1950, desiste de convertirse en abogado para centrarse en el periodismo y se trasladó de nuevo a Barranquilla para trabajar como columnista y reportero en el periódico El Heraldo. Aunque García Márquez nunca terminó sus estudios superiores, algunas universidades , como la Universidad de Columbia de Nueva York, le han otorgado un doctorado honoris causa en letras. Matrimonio y familia
García Márquez se casó con Mercedes Barcha, la hija de un farmacéutico, en Sucre, donde sus padres vivían. En 1961 tuvieron a su primer hijo, Rodrigo. Mercedes, que ha estado casada con García Márquez durante cuarenta y uno años, es una mujer alta y linda con pelo marrón hasta los hombros. Mercedes es nieta de un inmigrante egipcio, lo que al parecer se manifiesta en unos pómulos anchos y ojos castaños grandes y penetrantes. García Márquez se ha referido a Mercedes constantemente y con cariño orgulloso; cuando habló de su amistad con Fidel Castro, por ejemplo, observó, «Fidel se fía de Mercedes aún más que de mí.»
En 1961 se instaló en Nueva York como corresponsal de Prensa Latina. Tras recibir amenazas y críticas de la CIA y de los exiliados cubanos, que no compartían el contenido de sus reportajes, decidió trasladarse a México. Posteriormente se establecieron en la Ciudad de México. Tres años después, nació su segundo hijo, Gonzalo, actualmente diseñador gráfico en Ciudad de México.La fama
En 1999 le fue diagnosticado un cáncer linfático. Al respecto el escritor declaró en el 2000 en una entrevista al diario El Tiempo de Bogotá:
Hace más de un año fui sometido a un tratamiento de tres meses contra un linfoma, y hoy me sorprendo yo mismo de la enorme lotería que ha sido ese tropiezo en mi vida. Por el temor de no tener tiempo para terminar los tres tomos de mis memorias y dos libros de cuentos que tenía a medias, reduje al mínimo las relaciones con mis amigos, desconecté el teléfono, cancelé los viajes y toda clase de compromisos pendientes y futuros, y me encerré a escribir todos los días sin interrupción desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde. Durante ese tiempo, ya sin medicinas de ninguna clase, mis relaciones con los médicos se redujeron a controles anuales y a una dieta sencilla para no pasarme de peso. Mientras tanto, regresé al periodismo, volví a mi vicio favorito de la música y me puse al día en mis lecturas atrasadas.[19]
En la misma entrevista, García Márquez se refiere al poema titulado La Marioneta, que le fue atribuido por el diario peruano La República a modo de despedida por su inminente muerte, desmintiendo tal información.[19] Negó ser el autor del poema y aclaró que «...el verdadero autor es un joven ventrílocuo mexicano que lo escribió para su muñeco», refiriéndose al ventrílocuo mexicano Johnny Welch.[20]
Cien años de soledad fue publicado en junio de 1967, y en una semana vendió 8000 copias. De allí en adelante, el éxito fue asegurado, y la novela vendió una nueva edición cada semana, pasando a vender medio millón de copias en tres años. Fue traducido a más de veinticuatro idiomas, y ganó cuatro premios internacionales. El éxito había llegado por fin. Gabriel García Márquez tenía 39 años cuando el mundo aprendió su nombre. La correspondencia de admiradores, los premios, entrevistas, las comparecencias -- era obvio que su vida había cambiado. En 1969 la novela ganó el Chianchiano Aprecia en Italia y fue denominado el «Mejor Libro Extranjero» en Francia. En 1970, fue publicado en inglés y fue escogido como uno de los mejores doce libros del año en Estados Unidos. Dos años después le fue concedido el Premio Rómulo Gallegos y el Premio Neustadt, y en 1971, Mario Vargas Llosa publicó un libro acerca de su vida y obra. Para contradecir toda esta exhibición, García Márquez regresó simplemente a la escritura. Decidido a escribir acerca de un dictador, se trasladó con su familia a Barcelona, España, que pasaba sus últimos años bajo el régimen de Francisco Franco.[21]
La popularidad de su escritura también condujo a la amistad con poderosos líderes, incluyendo el expresidente cubano Fidel Castro, amistad que ha sido analizada en Gabo y Fidel: Retrato de una amistad.[22] En una entrevista con Claudia Dreifus en 1982 dice que su relación con Castro se basa fundamentalmente en la literatura: «La nuestra es una amistad intelectual. Puede que no sea ámpliamente conocido que Fidel es un hombre culto. Cuando estamos juntos, hablamos mucho sobre la literatura». Algunos han criticado a García Márquez por esta relación; el escritor cubano Reinaldo Arenas, en 1992 en sus memorias Antes que anocheza, señala que García Márquez estaba con Castro, en 1980 en un discurso en el que este último acusó a los refugiados recientemente asesinados en la embajada de Perú de ser «chusma». Arenas recuerda amargamente a compañeros del escritor homenajear por ello con «hipócritas aplausos» a Castro.[23]
También debido a su fama y a sus puntos de vista sobre el Imperialismo de Estados Unidos, fue etiquetado como subversivo y por muchos años le fue negado el visado estadounidense por las autoridades de inmigración.[24] Sin embargo, después de que Bill Clinton fuera elegido presidente de Estados Unidos, éste finalmente le levantó la prohibición de viajar a su país y afirmó que Cien años de soledad «es su novela favorita».[25] Hay una calle en el Este de Los Ángeles, California, que lleva su nombre.
En 1981, el año en el que le fue concedida la medalla de honor de la Legión francesa, regresó a Colombia de una visita con Castro, para encontrarse una vez más en problemas. El gobierno conservador lo acusaba de financiar la M-19, un grupo liberal de guerrilleros. Huyendo de Colombia pidió refugio político y fue recibido en México, donde siguió manteniendo una casa en adelante.[26]
Desde 1986 hasta 1988, Márquez vivió y trabajó en Ciudad de México, La Habana y Cartagena de Indias. Después, en 1987 hubo una celebración en Europa y América del vigésimo aniversario de la primera edición de Cien años de soledad. No sólo había escrito libros, también había terminado escribiendo su primera obra de teatro, Diatriba de amor contra un hombre sentado. En 1988 se estrenó la película Un señor muy viejo con unas alas enormes, dirigida por Fernando Birri.[27]
En 1993, fundó y dirigió en Cartagena la Escuela de Nuevo Periodismo, con la colaboracion de importantes comunicadores extranjeros.[28]
En 1995, el instituto Caro Cuervo publicó en dos volumenes el Repertorio crítico sobre Gabriel García Marquez.


En 1996 Garcia Marquez publicó Noticias de un secuestro, donde combinó la orientación testimonial del periodismo y su propio estilo narrativo. Esta historia representa la onda inmensa de violencia y secuestros que Colombia continuaba encarando.[30]
En 1999, el norteamericano Jon Lee Anderson publicó un libro revelador acerca de Márquez. Tuvo la oportunidad de convivir por varios meses con Márquez y su mujer en su casa de Bogotá.[31]
En 2002, Gerald Martin voló a Ciudad de México para hablar con Márquez. Su mujer, Mercedes, tenía gripe y Márquez tuvo que visitar a Martin en su hotel. Según dijo, Gabriel Garcia Marquez ya no tenía la apariencia del típico sobreviviente de cáncer. Todavía delgado y con el pelo corto, completó Vivir para contarla ese año.[32]
Carrera literaria
Periodismo
García Márquez comenzó su carrera como periodista mientras estudiaba derecho en la universidad. En 1948 y 1949 escribió para el diario El Universal de Cartagena. Desde 1950 hasta 1952, escribió una «caprichosa» columna con el nombre de «Septimus» para el periódico local El Heraldo de Barranquilla.[33] García Márquez tomó nota de su tiempo en El Heraldo. Durante este tiempo se convirtió en un miembro activo del grupo informal de escritores y periodistas conocidos como el Grupo de Barranquilla, una asociación que fue una gran motivación e inspiración para su carrera literaria. Trabajó con figuras como José Félix Fuenmayor, el catalán Ramón Vinyes, Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda, Germán Vargas, Alejandro Obregón, Orlando Rivera «Figurita» y Julio Mario Santo Domingo, entre otros.[34] García Márquez utilizaría, por ejemplo, a Ramón Vinyes, que sería representado como un sabio catalán, propietario de una librería en Cien años de soledad. En esa época García Márquez leyó las obras de escritores como Virginia Woolf y William Faulkner, quien influyó a García Márquez en sus técnicas narrativas, los temas históricos y la utilización de localidades provinciales. El entorno de Barranquilla proporcionó a García Márquez una educación literaria al nivel mundial y una perspectiva única sobre la cultura del Caribe. Con respecto a su carrera del periodismo, Gabriel García Márquez ha mencionado que le sirvió como una herramienta para «no perder contacto con la realidad».[35]
Fue a petición de Álvaro Mutis que en 1954 García Márquez regresó a Bogotá a trabajar en El Espectador como reportero y crítico de cine. Un año después, García Márquez publicó en el mismo diario Relato de un náufrago, una serie de catorce crónicas sobre el naufragio del destructor A.R.C Caldas, basándose en entrevistas con Luis Alejandro Velasco, joven marinero que sobrevivió al naufragio. La publicación de los artículos dio lugar a una controversia pública a nivel nacional cuando en el último escrito reveló la historia oculta, ya que desacreditó la versión oficial de los acontecimientos que había atribuido la causa del naufragio a una tormenta. Como consecuencia de esta controversia, García Márquez fue enviado a Europa para ser corresponsal extranjero de El Espectador. Escribió sus experiencias en El Independiente, un periódico que sustituyó brevemente a El Espectador, durante el gobierno militar del General Gustavo Rojas Pinilla y que más tarde fue cerrado por las autoridades colombianas. Poco después, tras el triunfo de la revolución cubana en 1960, García Márquez viajó a La Habana, donde trabajó en la agencia de prensa creada por el gobierno cubano Prensa Latina e hizo amistad con Ernesto Guevara.
Junto con su hermano Jaime García Márquez y Jaime Abello Banfi, creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) en 1994, que tiene como objetivo ayudar a jóvenes periodistas a aprender con maestros como Alma Guillermoprieto y Jon Lee Anderson, y estimular nuevas formas de hacer periodismo. García Márquez sigue siendo el presidente de la fundación.
Sus primeras y mayores publicaciones
Su primer cuento, La tercera resignación, fue publicado en 1947 en un periódico liberal de Bogotá llamado El Espectador. Un año después, empezó su trabajo de periodismo para el mismo periódico. Sus primeros trabajos eran todos cuentos publicados en el mismo periódico desde 1947 hasta 1952. Durante estos años publicó un total de quince cuentos.[36]
Gabriel García Márquez quería ser periodista y escribir novelas; también quería crear una sociedad más justa.[37] La Hojarasca es su primera novela; le llevó siete años encontrar un editor y finalmente se publicó en 1955.[38] García Márquez señala que "de todo lo que había escrito, La Hojarasca fue su favorita porque consideraron que era la más sincera y espontánea."[39]
Gabriel García Márquez tardó dieciocho meses en escribir Cien años de soledad, publicado en 1967.[40] El libro fue el mayor éxito de ventas en español en la historia moderna después de Don Quijote.[41] Cien años de soledad ha influido en casi todos los novelistas importantes en todo el mundo.[42] La novela hace una crónica de la familia Buendía en el pueblo de Macondo, que fue fundado por José Arcadio Buendía. Puede ser considerada una obra de realismo mágico.[43]
El amor en los tiempos de cólera se publicó por primera vez en 1985. Está basada en las historias de dos parejas. La historia de la joven pareja formada por Fermina Daza y Florentino Ariza está inspirada en la historia de amor de los padres de García Márquez.[44] Sin embargo, como García Márquez explica en una entrevista: «La única diferencia es que mis padres se casaron. Y tan pronto como se casaron, ya no eran interesantes como figuras literarias».[45] El amor de los ancianos se basa en una historia que leyó en un periódico sobre la muerte de dos estadounidenses, de casi ochenta años de edad, que se reunían todos los años en Acapulco. Estaban en un barco y un día fueron asesinados por el barquero con sus remos. García Márquez señala: «A través de su muerte, la historia de su romance en secreto se hizo conocida. Yo estaba fascinado con ella. Estaban cada uno casado con otra persona.»[46]
Trabajos recientes
En 2002, García Márquez publicó el libro de memorias Vivir para contarla, el primero de los tres volúmenes de sus memorias, que el escritor había anunciado como:
Empieza con la vida de mis abuelos maternos y los amores de mi padre y mi madre a principios del siglo, y termina en 1955 cuando publiqué mi primer libro, La Hojarasca, hasta viajar a Europa como corresponsal de El Espectador. El segundo volumen seguirá hasta la publicación de Cien Años de Soledad, más de veinte años después. El tercero tendrá un formato distinto, y sólo serán los recuerdos de mis relaciones personales con seis o siete presidentes de distintos países.[19]
Su más reciente novela, Memoria de mis putas tristes, apareció en 2004 y es una historia de amor que sigue el romance de un hombre de noventa años y su pubescente concubina. Este libro causó controversia en Irán, donde se prohibió después de 5.000 ejemplares impresos y vendidos. Por la misma novela una ONG amenazó en México con demandar al escritor por hacer apología de la prostitución infantil.[47]
Estilo
Si bien hay ciertos aspectos que casi siempre los lectores pueden esperar encontrar en la obra de García Márquez, como el humor, no hay un estilo claro y predeterminado, de plantilla. En una entrevista con Marlise Simons, García Márquez señaló:
"En todos los libros que tratan de hacer un camino diferente [...]. Uno no elige el estilo. Usted puede investigar y tratar de descubrir cuál es el mejor estilo para lo que sería un tema. Pero el estilo está determinado por el tema, por el estado de ánimo de los tiempos. Si trata de usar algo que no se adecua, simplemente no funcionará. A continuación, los críticos, en torno a construir teorías, ven las cosas que yo no había visto. Sólo responden a nuestra forma de vida, la vida del Caribe".[48]
García Márquez también es conocido por dejar fuera detalles aparentemente importantes y eventos de manera que el lector se ve obligado en un rol más participativo en la historia desarrollada. Por ejemplo, en El coronel no tiene quien le escriba los personajes principales no se dan nombres. Esta práctica se ve influida por las tragedias griegas, como Antígona y Edipo rey, en el que ocurren eventos importantes fuera de la etapa y se dejan a la imaginación del público.[49]
Temas Importantes
Soledad
El tema de la soledad atraviesa gran parte de las obras de García Márquez. Pelayo observa cómo "El amor en los tiempos del cólera, como todos los trabajos de Gabriel García Márquez, explora la soledad de la persona y de la especie humana ... retrato a través de la soledad del amor y de estar en amor".[50]
En respuesta a la pregunta de Plinio Apuleyo: "Si la soledad es el tema de todos sus libros ¿dónde debemos buscar las raíces de este exceso? ¿En su infancia tal vez?" García Márquez respondió: "Creo que es un problema que todo el mundo tiene. Toda persona tiene su propia forma y los medios de expresar la misma. La sensación impregna la labor de tantos escritores, aunque algunos de ellos pueden expresar lo inconsciente".[51]
En su discurso de aceptación del Premio Nobel, "La soledad de América Latina", se refiere a este tema de la soledad relacionado con América Latina: "La interpretación de nuestra realidad a través de los patrones, no los nuestros, sólo sirve para hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios."
Macondo
Otro tema importante en la obra de García Márquez es la invención de la aldea que él llama Macondo. Él usa su ciudad natal de Aracataca, Colombia, como una referencia geográfica para crear esta ciudad imaginaria, pero la representación del pueblo no se limita a esta área específica. García Márquez comparte, "Macondo no es tanto un lugar como un estado de ánimo."[52] Aun cuando sus historias no tienen lugar en Macondo, a menudo hay todavía una falta de especificidad en consonancia con la ubicación. Así, mientras que a menudo se "de una costa Caribe y Andina un interior ... no especificado de otra manera, de acuerdo con García Márquez del evidente intento de captura de un mito más generales regionales en lugar de dar un análisis político".[53] "Este pueblo de ficción se ha convertido en notoriamente conocido en el mundo literario" y "su geografía y los habitantes constantemente invocada por los profesores, los políticos, y agentes... "lo hace" ... difícil de creer que es una pura invención."[54] En La Hojarasca García Márquez describe la realidad del auge del banano en Macondo, que incluyen un período aparante de "gran riqueza" durante la presencia de empresas de los Estados Unidos. y un período de depresión con la salida de las empresas norteamericanas relacionadas con el banano. ]].[55] Además, Cien años de soledad se lleva a cabo en Macondo y narra la historia completa de esta ciudad ficticia desde su fundación hasta su desaparición con el último Buendia.[56]
En su autobiografía, García Márquez explica su fascinación por la palabra y el concepto Macondo cuando describe un viaje que hizo con su madre de vuelta a Aracataca:
"El tren se detuvo en una estación que no tenía ciudad, y un rato más tarde pasó la única plantación de banano a lo largo de la ruta que tenía su nombre escrito en la puerta: Macondo. Esta palabra ha atraído mi atención desde que los primeros viajes que había hecho con mi abuelo, pero sólo he descubierto como un adulto que me gustaba su resonancia poética. Nunca he oído decir, y ni siquiera me pregunto lo que significa...me ocurrió al leer en una enciclopedia que se trata de un árbol tropical parecido a la Ceiba"[57]
Según algunos académicos, Macondo- la ciudad fundada por José Arcadio Buendía en Cien años de soledad- solamente existe como resultado del lenguaje. La creación de Macondo es totalmente condicionada a la existencia de la palabra escrita. La palabra -como instrumento de comunicación- se manifiesta la realidad, y permite al hombre de lograr una unión con circunstancias independientes de su entorno inmediato.[58]
Violencia y cultura
En varias de las obras de García Márquez, entre ellas El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora y La Hojarasca, hay sutiles referencias sobre "La Violencia", esa guerra civil entre conservadores y liberales que se prolongó hasta la década de 1960, causando la muerte de varios cientos de miles de colombianos. Son referencias a situaciones injustas que viven diversos personajes, como por ejemplo el toque de queda o la censura de prensa. La mala hora, que no es una de las novelas más famosas de García Márquez, destaca por su representación de la violencia con una imagen fragmentada de la desintegración social provocada por la violencia. Se puede decir que en estas obras "la violencia se convierte en cuento, a través de la aparente inutilidad de tantos episodios de sangre y muerte"[35] .
Sin embargo, aunque García Márquez describe la naturaleza corrupta y las injusticias de esa época de la Violencia en Colombia, se niega a usar su trabajo como una plataforma de propaganda política. "Para él, el deber del escritor revolucionario es escribir bien, y el ideal es una novela que mueve al lector por su contenido político y social, y al mismo tiempo por su poder para penetrar en la realidad y exponer su otra cara".[55]
En las obras de García Márquez se puede encontrar también una "obsesión por captar la identidad cultural latinoamericana y particularizar los rasgos del mundo caribeño".[59] Así mismo, trata de deconstruir las normas sociales que establecidas en esta parte del mundo. Como ejemplo, el carácter de Meme en Cien años de soledad puede ser visto como una herramienta para criticar las convenciones y prejuicios de la sociedad. En este caso, ella no conforma a la ley convencional que “las jóvenes deben llegar vírgenes al matrimonio” porque ha tenido una relación ilícita con Mauricio Babilonia[35] . Se puede ver otro ejemplo de esta crítica de las normas sociales a través de la relación amorosa entre Petra Cotes y Aureliano Segundo. Al final de la obra -cuando ellos son viejos- se enamoran más profundamente que antes. Así, García Márquez está criticando la imagen mostrada por la sociedad de que “los viejos no pueden amar”.[35] .
Influencias literarias
En sus años más jovenes, Gabriel García Márquez comenzó a asociarse a un círculo literario llamado el grupo de Barranquilla, y bajo su influencia él comenzó a leer el trabajo de Hemingway, Joyce, Woolf, y más importante, Faulkner. Él también emprendió un estudio de las obras clásicas, encontrando la enorme inspiración en la obra de Edipo Rey de Sófocles. En la obra de Gabriel García Márquez titulado Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles, aparecen elementos similares a los de Faulkner como la ambigüedad deliberada y una pintura temprana de la soledad.











Gabriel García Márquez ha expresado su admiración para las tragedias de Sófocles en muchas ocasiones. Él utiliza una cita de Antigone al principio de su obra La Hojarasca y es dicho que el dilema moral en Antigone proporciona los apoyos estructurales para el La Hojarasca.[55]
Realismo y realismo mágico
Artículo principal: Realismo mágico
Como autor de ficción, García Márquez es siempre asociado con el realismo mágico. De hecho, es considerado la figura central de este género. El realismo mágico se usa para describir elementos que tienen, como es el caso en los trabajos de este autor, la yuxtaposición de la fantasía y el mítico con las actividades diarias y ordinarias.
El realismo es un tema importante en todas las obras de García Márquez. Él ha dicho que sus primeros trabajos (con la excepción de la Hojarasca): El coronel no tiene quien le escriba, La Mala Hora y Los funerales de la Mama Grande reflejan la realidad de la vida en Colombia y este tema determina la estructura racional de los libros. Dice: "No me arrepiento de haberlas escrito, pero pertenecen a un tipo de literatura premeditada que ofrecen una visión de la realidad demasiado estática y exclusiva". ."



En sus otras obras ha experimentado más con enfoques menos tradicionales a la realidad, de modo que lo más terrible, lo más inusual se dice con expresión impasible.[55] Un ejemplo comúnmente citado es la ascensión espiritual y física al cielo de un personaje, mientras está colgando la ropa para secar en Cien años de soledad. El estilo de estas obras se inscribe en el concepto de lo "real maravilloso" descrito por el escritor cubano Alejo Carpentier y ha sido etiquetado como realismo mágico.[61] El crítico literario Michael Bell propone una interpretación alternativa para el estilo de García Márquez, por cuanto la categoría de realismo mágico ha sido criticada por ser dicotomizadora y exotizadora: lo que está realmente en juego es una flexibilidad psicológica que es capaz de habitar nada sentimentalmente el mundo diurno mientras se mantiene abierta a las incitaciones de aquellos dominios que la cultura moderna tiene, por su propia lógica interna, necesariamente marginalizados o reprimidos.[62] García Márquez y su amigo Plinio Apuleyo Mendoza discuten su trabajo de un modo similar, "El tratamiento de la realidad en tus libros... ha recibido un nombre, el de realismo mágico. Tengo la impresión de que tus lectores europeos suelen advertir la magia de las cosas que tú cuentas, pero no ven la realidad que las inspira". "Seguramente porque su racionalismo les impide ver que la realidad no termina en el precio de los tomates o de los huevos".
Garcia Marquez crea un mundo tan semejante al cotidiano pero al mismo tiempo totalmente diferente a ello. Técnicamente, es un realista en la presentación de lo verdadero y de lo irreal. De algún modo trata diestramente una realidad en la que los límites entre lo verdadero y el fantástico se desvanecen muy naturalmente.
Garcia Marquez siempre ha mostrado una actitud de escribir sobre la realidad, su razonamiento e interpretación sobre la realidad vienen de sus compromisos sociales y políticos. Llego a hacer interesantes declaraciones que pueden interpretarse como fundamentos de sus concepciones de la realidad, su tratamiento y el proceso intelectual para concebirla.






Premios y reconocimientos recibidos




En 1982, García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura "por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente".[65] Su discurso de aceptación fue titulado "La soledad de América Latina" y fue el primer colombiano y el cuarto latinoamericano en ganar un Premio Nobel de Literatura, despues de lo cual declaró: "Yo tengo la impresión de que al darme el premio han tenido en cuenta la literatura del subcontinente y me han otorgado como una forma de adjudicación de la totalidad de esta literatura".
Marquez ha recibido muchos otros premios y distinciones por sus obras. Se puede encontrar algunos de estos a continuación:


Premio de la Novela ESSO por "La mala hora" (1961)
Doctorado honoris causa de la Universidad de Columbia en Nueva York (1971)
Premio Rómulo Gallegos por Cien años de soledad (1972)
Medalla de la legión de honor francés en París (1981)
Condecoración Águila Azteca en México (1982)
Premio cuarenta años del Círculo de Periodistas (1985)
Miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo en Bogotá (1993)
Doctorado honoris causa de la Universidad de Cádiz (1994)
Legado y Críticas de Gabriel García Márquez



García Márquez es una parte importante del Boom latinoamericano de la literatura. Sus obras han recibidos numerosos estudios críticos, algunos extensos y significativos, que examinan la temática y su contenido político e histórico. Otros estudios se enfocan sobre el contenido mítico, las caracterizaciones de los personajes, e ambiente social, la estructura mítica o las representaciones simbólicas en sus obras mas notables: Cien anos de soledad y El otoño del patriarca.[68] Mientras que las obras de García Márquez han atraído a una serie de críticos, muchos eruditos elogian su estilo y creatividad. Por ejemplo, Pablo Neruda ha escrito sobre Cien anos de soledad que “es la mayor revelación en lengua española desde Don Quijote de Cervantes”.[69] García Márquez ha galvanizado la literatura colombiana de una manera sin precedentes por dar un gran impulso a la literatura colombiana. Ciertamente, su poder "sigue una larga sombra emitida en Colombia, América Latina y los Estados Unidos."[70] Los criticos de él han alcanzado proporciones significativos y industriales y “no muestra signos de retroceso.”[71] Un efecto de Gabriel Garcia Marquez y otros escritores del “Boom” es el heco de que sus obras-como Cien anos de soledad- hacen una de-regionalizar y desnacionalizar para lograr un fenomeno internacional.[72] Algunas críticas arguyen que García Márquez falta experiencia adecuada en la arena literaria y que solamente escribe de sus experiencias personales y imaginación. De esta manera, ellos dicen que sus obras no deben ser significativas.[73] En respuesta a esto, García Márquez ha mencionado que él está de acuerdo que a veces su inspiración no viene de libros pero de la música.[74] Sin embargo, según el crítico Carlos Fuentos, Garcia Marquez ha logrado una de las mayores características de la ficción moderna. Eso es la liberación del tiempo, a través de la liberación de un instante a partir del momento que permite a la persona humana de recrear a sí mismo y a su tiempo.[75] A pesar de todo, nadie puede negar que García Márquez ha ayudado a rejuvenecer, reformular y recontextualizar la literatura y la crítica en Colombia y en el resto de América Latina.



Actividad política




En 1983, cuando se le preguntó a Gabriel García Márquez: “¿Es usted comunista?” Le respondió: “Por supuesto que no. No lo soy ni lo he sido nunca. Ni tampoco he formado parte de ningún partido político.”[77] García Márquez contó a su amigo Plinio Mendoza: “Quiero que el mundo sea socialista y creo que tarde o temprano lo será.”[78] Según Ángel Esteban y Stéphanie Panichelli, “Gabo entiende por socialismo un sistema de “progreso, libertad e igualdad relativa” donde saber es además de un derecho, un izquierda.”[79] García Márquez ha viajado a muchos países comunistas como Polonia, Checoslovaquia, Alemania del Este, la Unión Soviética, Hungría, y después escribió algunos artículos, mostrando su “desacuerdo con lo que allí ocurría.”[80] Gabriel ha dicho: “Yo sigo creyendo que el socialismo es una posibilidad real, que es la buena solución para América Latina, y que hay que tener una militancia más activa.”[81]
Una agencia de prensa “Prensa Latina” (también conocido como Prela) fue formado después del comienzo de la revolución cubana para informar sobre los acontecimientos en Cuba.[82] Gabriel García Márquez fue parte de esta agencia y se mudó con su familia a Bogotá.[83] Allí “tenía que informar objetivamente sobre la realidad colombiana y difundir a la vez noticias sobre Cuba. Su trabajo consistía en escribir y enviar noticias a La Habana. Era la primera vez que García Márquez hacia periodismo verdaderamente político.”[84] Con su amigo Apuleyo Mendoza, Gabo creó otra revista política “Acción Liberal” después de Prela terminó.[85]
García Marquez participó como mediador en las conversaciones de paz adelantadas entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno colombiano que tuvieron lugar en Cuba; igualmente participó en el proceso de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla de las FARC que sin embargo fracasó.
También brindó su apoyo y se unió a la amplia lista de prominentes figuras de América Latina que han manifestado su apoyo a la independencia de Puerto Rico, a través de su adhesión a la Proclama de Panamá aprobada por unanimidad en el Congreso Latinoamericano y Caribeño por la Independencia de Puerto Rico, celebrado en Panamá en noviembre de 2006. Entre los autores que dieron su apoyo inequívoco al derecho de Puerto Rico a ejercer su derecho a la plena descolonización y libre determinación, se encuentran las siguientes figuras, cuyo reconocimiento es de talla mundial: Pablo Armando Fernández, Ernesto Sabato, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Thiago de Mello, Frei Betto, Carlos Monsiváis, Pablo Milanés, Ana Lydia Vega, Mayra Montero y Luis Rafael Sánchez.
Gabriel García Márquez conoció a Fidel Castro por la primera vez en enero de 1959 y varias veces después cuando García Márquez estaba trabajando por Prensa Latina y viviendo en la Habana. Pero su amistad no formó durante esta época pero después.[87] Después de conocer a Castro, “Gabo estaba convencido de que el líder cubano era diferente a los caudillos, héroes, dictadores o canallas que habían pululado por la historia de Latinoamérica desde el siglo XIX, e intuía que solo a través de él esa revolución, todavía joven, podría cosechar frutos en el resto de los países americanos.”[88]
Según Panichelli y Esteban, “Ejercer un poder es uno de los placeres mas reconfortantes que el hombre puede sentir,” y ellos piensan que eso es el caso con García Márquez “hasta una edad madura.”[89] Por eso, se ha cuestionado la amistad entre García Márquez y Castro y si es un resultado de la admiración de García Márquez por el poder.[90] Jorge Ricardo Masetti, guerrilla y periodista argentino, piensa que Gabriel García Márquez “Es un hombre a quien le gusta estar en la cocina del poder.”[91] Autor Cesar Leante escribe en su libro que García Márquez tiene algo de obsesión con los caudillos latinoamericanos. También dice que “El apoyo incondicional de García Márquez a Fidel Castro –indica- cae en buena parte dentro del campo psicoanalítico […] cual es la admiración que el criador del Patriarca ha sentido, siempre y desmesuradamente, por los caudillos latinoamericanos brotados de las montoneras. Verbigracia, el coronel Aureliano Buendía, pero sobre todo el innominado dictador caribeño que como Fidel Castro envejece en el poder.” Leante divulga que “Es considerado en Cuba como una especie de ministro de cultura, jefe de cinematografía y embajador plenipotenciario, no del Ministerio de Relaciones Exteriores, sino directamente de Castro, que lo emplea para misiones delicadas y confidenciales que no encarga a su diplomacia.” También Gabriel García Márquez se ha llamado “un mensajero político” por Luis Cebrián en uno de sus artículos.
García Márquez siente una "enorme fascinación por el poder". "Él ha querido ser siempre testigo del poder y es justo decir que esa fascinación no es gratuita, sino que persigue determinados objetivos", según el británico Gerald Martin, quien publicó en 2008 la "primera biografía autorizada" del novelista. En ella menciona que muchos consideran como excesiva su proximidad al líder cubano Fidel Castro, Martin recuerda que también "se ha relacionado con el ex presidente del Gobierno español Felipe González o con el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, pero "todo el mundo se fija sólo en su relación con Castro". "Él es amigo de Castro, pero no creo que sea partidario del sistema, porque nosotros visitamos el mundo comunista y quedamos muy desencantados", según el diplomático, periodista, biógrafo y compadre del Nobel, Plinio Apuleyo Mendoza.

La política en sus obras


La politica tambien desempeña un papel importante en las obras de Garcia Marquez. Él Utiliza sus obras como representaciones de varias tipas de sociedades con diferentes formas políticas para presentar sus opiniones y creencias con ejemplos concretos, aunque sean ejemplos ficticios. Por ejemplo, en su obra Cien años de soledad tenemos la representación de un lugar “donde no existe todavía un poder político consolidado y no hay, por lo tanto, ley en el sentido de precepto votado por el Congreso y sancionado por el Presidente, que regule las relaciones entre los hombres, entre éstos y el poder público y la constitución y funcionamiento de este poder”. Por contraste, la representación del sistema política en El otoño del patriarca es sobre un lugar donde hay una dictadura, en la cual el líder es tan “grotesco, corrupto y sanguinario, ‘cuyo poder era tan grande que alguna vez preguntó qué horas son y le habían contestado las que usted ordene, mi general’”. Las varias maneras en que García Márquez representa al poder político puede mostrar la presencia de la política en sus obras. Una conclusión que puede ser derivada de sus obras es que “la política puede extenderse más allá o más acá de las instituciones propias del poder político".La segunda novela de García Márquez es La mala hora que no fue publicada hasta años despues de su escritura. La razón por la cual su publicación fue retrasada hasta 1966 puede haber sido su referencia a la dictadura de Rojas Pinilla. Esta obra representa la tensión política y la opresión en un pueblo rural, cuyo habitantes aspiran a la libertad y la justicia pero sin éxito en conseguir ninguna de las dos.